TELEVISIÓN

Iker Jiménez habla del día que pensó que iba a morir: “Esperaba a que vinieran mis verdugos”

El presentador de ‘Cuarto Milenio’ ha contado el recuerdo que tiene de hace 25 años, en la zona de la Sierra del Retín, donde vivió una pesadilla.

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Iker Jiménez habla del día que pensó que iba a morir: “Esperaba a que vinieran mis verdugos”

Iker Jiménez es uno de los rostros más famosos de la televisión, sobre todo a raíz de ‘Cuarto Milenio’, un programa en el que el vasco habla de lo paranormal, de historias extraordinarias, donde ha aprovechado precisamente para hablar de un suceso que le ocurrió hace ya 25 años y por el que temió que podía morir.

El presentador de 49 años ha estrenado este domingo su nueva sección ‘Carreteras secundarias’, donde ha hablado de un terrible suceso en el que sintió verdadero miedo y que no ha olvidado aun. Todo ocurrió en la zona de la Sierra del Retín, en Barbate: “Yo andaba por esos lugares en busca de misterios porque en sus inmediaciones había habido alguna aproximación de lo enigmático. Eran tiempos sin móviles, caía la noche y no encontraba ningún lugar en el que dormir, así que ya me veía pasando la noche dentro del coche. Me lamentaba porque al día siguiente tenía otros cientos de kilómetros por delante y otras investigaciones para la revista en la que yo trabajaba”, ha comenzado explicando.

Fue entonces cuando, a lo lejos, vio una “vieja venta de bandoleros”. Apagó el motor de su coche y entró en el lugar, donde tuvo una “corazonada inmediata, como un punzón en la nuca, que te dice que te vayas de allí”. Pero, Iker decidió quedarse para no “quedar mal delante de esos señores” pese a que le inquietasen. “Les dije que si tenían alojamiento y curiosamente los dos se me aproximaron y me dijeron que sí, pero que les tenía que acompañar”, ha añadido.

Le llevaron a un sitio alejado y con las puertas sin llaves

La situación le traía de cabeza al presentador, y es que tuvo que seguir a esos señores en su vehículo. “Es cuando la mente se pone a maquinar, más que el misterio... Yo no sabía donde me llevaban y la carretera era cada vez más estrecha”. Iker no sabía donde iba, y fue ahí cuando el pánico se empezó a apoderar de él: “Empecé a pensar que eso iba a acabar mal, que me llevaban a un sitio para desvalijarme y vaya usted a saber qué más”.

Llegaron a un lugar que poco convenció al televisivo, pero que era la única opción que se le presentó aquella noche. Un sitio en el que parecía que no había pasado gente en mucho tiempo y donde su habitación no tenía llave. “Era tal mi tensión, mi soledad, que incluso me fijé que la puerta de entrada tampoco tenía llave. Pensé que había caído en la trampa y que era realmente un idiota. Pensé que tenía que irme corriendo”, ha confesado.

Ya en plena noche, y solo, Iker Jiménez decidió sentarse en la cama y leer un dosier de la revista ‘Más allá', algo que provocó que su inquietud creciera: “Estaba solo, en ese refugio de la Sierra del Retín, esperando a que vinieran mis verdugos, según mi mente, y leyendo unas cosas espantosas. Ya no sabía qué hacer”.

La cabeza se apoderó de Iker

Les doy mi palabra que en un momento dado yo veía en la oscuridad del baño una figura, pero ¿era alguien humano que había entrad? Intenté calmarme y esperar al amanecer, pero escuché unas voces, como unos susurros, como un diálogo entre personas... Me asomé y al final del pasillo vi a alguien agazapado, en cuclillas, como esperándome. No llevaba ningún arma ni nada”, ha comentado, alegando que no sabe qué sucedió con certeza aquella noche.

“Pasé una noche de verdadero terror, aunque no me agredieron. Tiempo después, imaginé que igual solo me habían querido ayudar. Volví a aquel lugar dos veces y nunca encontré la venta ni el refugio. No estaba el sitio ese, seguramente había sido derruido en cinco años. Intenté investigar, pero ya no existía nada”, ha concluido.