Hiba Abouk, sobre su año más duro: “He sentido mucho machismo”
“Desgraciadamente lo seguirá habiendo y lo seguiré toreando”, dice la actriz sobre lo que ha vivido tras su separación del futbolista Achraf Hakimi.
Los últimos meses no han sido nada sencillos para la actriz Hiba Abouk, separada del futbolista del Paris Saint Germain Achraf Hakimi en medio de la polémica por la imputación de este luego de que una mujer de 24 años hubiese acudido a la comisaría del Valle del Marne a contar que el jugador había abusado de ella tras visitarle en su domicilio de las afueras de París mientras la que era su esposa se encontraba de viaje con sus dos hijos en común en Dubái.
“Este último año me he sentido muy apoyada, aunque también he sentido mucho machismo. Desgraciadamente lo seguirá habiendo y lo seguiré toreando”, dice la actriz en una entrevista a El País, donde también ha posado para una sesión de fotos y comentó cómo fue escribir el comunicado sobre su divorcio tras conocerse la investigación al futbolista (“Quién iba a imaginar que además de enfrentarme al consabido dolor que acarrea una separación, y aceptar el duelo que conlleva el fracaso de un proyecto familiar al que me había entregado en cuerpo y alma, tendría que enfrentarme a esta ignominia. Huelga recalcar que en mi vida siempre he estado y estaré del lado de las víctimas”): “Hay gente que lo aplaudió y otra que lo criticó”.
Y define así su actual relación con el jugador del PSG: “Es bastante cordial y espero que lo siga siendo porque tenemos dos hijos en común que estarán eternamente ligados a él y a mí. Lo único que deseo es que tengamos una muy buena relación por ellos. Solo deseo que tengamos siempre la inteligencia emocional para pensar en ellos antes que en nosotros”.
Además, la actriz confiesa que pidió auxilio profesional para sobrellevar la ruptura: “Por supuesto que necesité ayuda. Lidiar con una separación es muy duro, te parte en dos. A eso añádele dos hijos, añádele la presión mediática y añádele todo lo demás. Fue muy desagradable. Yo ya llevaba tiempo haciendo terapia y es lo que más me ayudó a llevar las cosas con cierta serenidad. He aprendido a ser resiliente, a aguantar como un junco: me doblo, pero no me quiebro”.
“Ha sido uno de los años más difíciles de mi vida porque he tomado una de las decisiones más duras, pero me he dado cuenta de que tengo mucha fuerza. He aprendido mucho de mí misma, de mi capacidad para adaptarme, amar y perdonar”, añade.
El peso del estigma
En la charla con El País, la actriz habla también de los planes que para ella tenían sus padres, así como del cliché racial que ha sufrido al labrarse su carrera en el mundo de la interpretación.
Tal como cuenta, su padre, exbróker, y su madre, exempleada de una línea aérea tunecina, querían que fuese universitaria y se casase “bajo unas costumbres”, así que su decisión les pilló por sorpresa: “No les hizo mucha gracia. Luego, lo han tenido que aceptar. No les ha quedado otra”, dice sobre sus progenitores.
Y añade sobre su físico: “Unos me decían que era demasiado guapa, otros me decían que era demasiado racial. Siempre había un pero. Al principio me sentí un poco discriminada por ser árabe. Me miraban raro cuando oían mi nombre”. Y concluye sobre los prejuicios: “Los he sentido más por ser árabe. Lo otro lo he usado siempre a mi favor. Si alguien ha intentado prejuzgarme por mi aspecto, no lo ha conseguido”.