Haaland se disfraza de Papá Noel para felicitar la Navidad

El trineo de Santa Claus hace parada en Mánchester y viene desde la Laponia noruega, en los confines del norte europeo y bañado por las aguas de un Océano Ártico cuya inmensidad sólo es comparable con el frío de sus profundidades. Erling Haaland, a quien hace escasas semanas se le pudo ver ataviado por con las prendas un guerrero nórdico y emergiendo de un fiordo con el cabello empapado en agua casi cristalizada, se ha puesto el atuendo de Papá Noel para felicitar las Navidades a todos sus seguidores.

“¡HO HO HO, la Navidad está aquí! Espero que puedas disfrutarlo con tus seres queridos”, ha dejado por escrito el ariete citizen, que, aunque no pudo participar en la conquista del Mundial de Clubes de su equipo, no ha perdido la ocasión de sacar una sonrisa a todo el mundo del fútbol con una instantánea que se ha convertido en tendencia con la misma velocidad con la que un rayo ilumina el horizonte en una noche cerrada.

Si bien es cierto que los rasgos físicos del noruego, que lleva impresos sus orígenes en cada centímetro de su rostro, dan pie a que el disfraz sea más fácil de elaborar, ha optado por recrearlo con una Inteligencia Artificial que añade todavía más veracidad a las arrugas de un corpulento Haaland a quien sólo le faltan los renos para completar el retrato de unas pascuas norteñas.

Un año que no olvidará

En una mano sostiene el balón de fútbol con el que se disputó la final de Estambul en la que alzó por primera y única vez en su corta carrera la Champions League. En su otra mano, la ‘orejona’. Su cara, a medio camino entre la sonrisa y la seriedad, es el reflejo de la comodidad que entraña un ensanchamiento de palmarés como el que ha realizado el presente calendario.

De esta forma instala un marco festivo a su anterior publicación, una instantánea, nada artificial y real como la vida misma, en la que aparece en un vestuario junto a todos los trofeos que ha ganado precisamente este 2023. Un año que difícilmente se fugará de su retina y al que poco más se le puede pedir, por mucho que el trineo de Santa Claus haga parada obligatoria en Mánchester.