Gonzalo Hermida: “Cuando bajó el Cádiz, no partí mi casa de milagro”

Gonzalo Hermida (Cádiz, 1995) canta mañana en el Wizink Center. Arrancó siendo compositor para los grandes, empezó a cantar y también a producir. La música es él, sus melodías te llegan al corazón, te hacen pensar y te sacan una sonrisa. Vive en un estado de optimista permanente que te contagia, el único pero es su Cádiz y el disgusto de verlo en Segunda. Reconoce que su segundo equipo es el Madrid. y que ve la 15 en sus vitrinas. Una charla maravillosa con un artista que debes conocer

-¿Qué significa cantar en el Wizink Center?

-Ya estar allí, en esa ubicación, ya me parece como un preludio de lo que yo quiero, de lo que quisiera ser. Me parece como empezar el sueño desde el ladrillo más bajo, poniendo los cimientos, que la gente venga a verme. Me parece súper interesante también que hayan abierto la sala, que de repente nos den un espacio a los artistas que estamos creciendo, que no sea simplemente para los artistas gigantes. Me parece algo muy interesante como meta para dejar ahí plantada mi semillita con mis sueños, con lo que pueda pasar.

-Estás de plena actualidad encima porque eres el nuevo cantante de la serie que más gente ve. Tu voz cada día en ‘La Promesa’.

-Se ha presentado ahora la nueva cabecera, que la hago con Conchita. Lleva siendo la serie de éxito número uno. Me parece una suerte que todas las tardes, a las cinco de la tarde, mi voz se cuele en las casas de cada espectador. Me parece flipante... Es algo mágico, además, porque estás en tu casa o estás jugando un partido de fútbol y tu voz está sonando en toda España y en parte de Italia, que ahora está escribiéndome gente de Italia. Es muy bonito, en verdad, colarme en las casas de la gente por la tarde y una canción de la que no esperábamos nada. Me llamaron un día para decirme: “Oye, mira, ¿eres capaz de hacer una canción para una serie?”. Y dije: “Claro que sí”. A uno de Cádiz le vas a decir tú... Y me puse delante de mi madre, que es muy fanática de las series para escribir la canción.

De pequeño yo odiaba las series, yo me dedicaba a dar balonazos en el patio de mi casa, escuchando las cabeceras de las series. Y pensaba: “Qué asco, qué coñazo todos los días”. Y de repente, me toca a mí. Ahora habrá algún niño o niña diciendo: “Qué coñazo es la canción de este tío”. Pero bueno, bendita sea mi suerte de estar ahí todas las tardes.

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-Cuéntame y ¿cómo son los primeros pasos de ese chico de Cádiz?

-Soy un tipo que no tiene prisa. Nunca, nunca he tenido prisa. He sabido que las cosas tienen que ser a largo plazo. Y que esto yo me he tomado siempre como una carrera de medicina, de abogacía, o de derecho... Un médico no puede operar a corazón abierto el primer día que empieza a estudiar medicina. Es imposible. Por lo tanto, un músico no puede llenar un estadio el primer día que saca una canción. O al menos bajo mi prisma y mi punto de vista. Las cosas tienen que ir labrándose poco a poco. Primero me hice experto en conocerme. Eso es lo primero. Cuando me pierdo, cuando me desconozco, que suelo hacerlo muchas veces, me vuelvo a conocer y soy experto en conocer ese camino. En transitarlo.

Empecé con 16 años dando tumbos por Cádiz. Con mi padre, que aprendía a hacer de técnico de sonido, dando vueltas por allí. Y luego me vine a Madrid y me di cuenta que había un mundo con el que podía vivir de la música, que era componer canciones para otros artistas. Yo todavía no sabía quién era, ni por dónde colocar mi voz. Mi voz tenía muchos rangos. No sabía si quería la voz más ronca, si quería hacer falsete, si quería flamenquito. No sabía qué quería hacer. Así que empecé a componer canciones para otros artistas y ahí me fui forjando un poco en lo que yo quería ser. Dando vueltas también por toda España con mi guitarra, haciéndome giras en acústico, viendo que los falsetes, por ejemplo, no me emocionaban tanto... Me di cuenta que el quejido flamenco era lo que me motivaba y que las canciones pop andaluzas y con el rollo andaluz era lo que a mí me impulsaba.

-Y en esa estás...

-Pues ese es el punto en el que estoy ahora, luchando mucho por mi carrera y ya creyéndome yo mismo, que es lo más importante, creyéndome yo mismo como intérprete, con mis canciones, saber hacia donde voy. Y estoy en un momento muy positivo, con canciones muy optimistas. Eso me mueve y me hace ser feliz. Me transmite mucho.

-Y en esos inicios tuyos cuando compones para grandes artistas, ¿cómo es ese proceso?

-Pastora Soler, Sergio Dalma, Malú, India Martínez, Antonio José son artistas que he visto crecer, desde que era muy pequeño. Yo me he criado con las canciones de Sergio Dalma. Y que a mí, a día de hoy, Sergio Dalma sea el que me pide canciones, o Pastora Soler tenga mi teléfono y un día me llama y te dice: “Oye, mira, que quiero canciones tuyas, mándame canciones para el álbum, que vamos a hacer el disco nuevo”. Y acabo componiéndolas y produciéndolas y es el single que suena en la radio. A mí me parece flipante. Con David Santisteban hago muy buen equipo. Él tenía muchos contactos, él fue mi puerta a la industria musical. Me defendia y me metía en sesiones. Me decía: “Hoy viene Malú a escuchar canciones. Vamos a preparar algo”. La semana de antes estábamos los dos, pico y pala, escribiendo letras, melodías, él se ponía con la melodía, yo con la letra o al revés. Y de repente esas canciones se colocaban porque teníamos la confianza en nosotros mismos y en la canción. Hacíamos un buen trabajo para que las canciones entrasen en los repertorios. Es un mundo muy delicado y difícil. Pero incluso ahora mismo en el punto en el que estoy, me es complicado. Si me pongo camaleónico, me pierdo.

-¿Cómo?

-Te explico, tengo que escribir solo para mí cuando estoy preparando mis discos. Y cuando termino, tengo que cerrar ese capítulo. Si me pongo camaleónico, me pierdo un poco en el sentido de que si me pongo a componer para mí tiene que ser para mí y cuando acabo cierro esa puerta, porque si no, me pierdo, pierdo mi esencia. Aunque artistas como Pastora o Sergio Dalma tengo algo en común con ellos, que los he escuchado desde chico, entonces, de ahí también nacen canciones que pueden servir en mi repertorio. Es una experiencia flipante, eso nunca lo cerraré y siempre estaré escribiendo canciones. Me falta tiempo para todas las canciones que tengo...

-Me encanta lo que dices que David Santisteban te abrió las puertas a la industria de la música, ¿tú a quién le abres las puertas?

-Intento ayudar a quien puedo. Tengo una puerta abierta ahora muy interesante y bonita. El respeto de la industria uno se lo gana con canciones, no hay otra, no hay cenas, compromisos, lo importante es que tus canciones se tengan que mover por donde se tienen que mover. Cuando eso pasa, ya la credibilidad te la ganas. Estoy trabajando con varios artistas. Por ejemplo hay una artista que se llama Sara Sístole, que es una cantautora nueva, gallega, que tiene un talentazo. Ella es la que abre el conciertón en Madrid. Le he dicho: “Ponte ahí delante, abres el concierto, tocas con tu guitarra media horita, que la gente te conozca”. La estamos llevando entre un amigo y yo. Le estoy presentando mis contactos, igual que hicieron conmigo David Santisteban o Fernando Montesinos, que es otro de la época, un rockero que hizo los primeros discos de ‘Pereza’, que también me llevó a Miami, me enseñó allí todos los contactos y me ayudó mucho. Toda esa gente lo hizo conmigo y yo tengo que hacerlo ahora también, tengo que ayudar y apoyar a la gente en la que creo y confío.

-¿Cómo fue ese momento de lanzarte a cantar en el Benidorm Fest?

-Realmente nunca hay un paso en el que yo diga: “Venga, ahora voy a ser cantante”. Yo ya componiendo para otros, lancé mi proyecto con una discográfica independiente y no salió bien. Es como las relaciones de pareja, el mánager y yo no nos llevábamos muy bien, él tenía unos ideales y yo, otros. Sacamos un disco de siete canciones, no trabajamos bien y rompimos. Ahí tenía dos opciones: dedicarme a componer solo y desconfiar de mí como intérprete, porque había perdido toda la credibilidad, pero lo que decido es, en el confinamiento, hacerme mi disco, autoproducido por mí, en mi casa, sacarlo independiente, sin manager. Bueno tuve uno que era un colega. Lo produje con los músicos, cada uno en su casa... Y me hice una gira en acústico. Gracias a esa gira, a mí me llaman para Benidorm Fest, o sea...

-¡Qué interesante lo que me cuenta!

-La candidatura se presenta para otro artista, no para mí. Sólo que Televisión Española llama de vuelta y dice, o lo canta Gonzalo o esa canción no entra en el Benidorm. Yo estaba en el balcón en mi casa, pensando: “¿Qué hago? ¿Qué va a ser de esto?”. Ahora es muy fácil presentarse al Benidorm Fest. Pero en la época, en la primera edición mía, íbamos cada uno a ver qué pasaba, qué era, cómo era aquello, no conocíamos a nadie. Nosotros nos presentamos con ‘Quién lo diría’ Nos fue de maravilla, a mí lo que me ayudó a coger confianza como intérprete, estaba ahí fuerte y cogí mucho peso. Cogí la COVID, no pude cantarla en directo, aun así pasamos a la final porque la gente nos votó y a la gente le traspasó la pantalla. Fue una experiencia maravillosa, quedamos a mitad de tabla, como yo digo, sin jugar. Bueno jugando un poco, pero simulando lo que habíamos hecho. El Benidorm me abrió muchas puertas... Animo a cualquier artista que se presente de la manera que sea. Siempre y cuando lo viva a su manera. Como te dejes llevar por comentarios estás perdido.

-Tengo la sensación, y ya se lo dije en los Premios Dial en Tenerife, que en nada veremos a Gonzalo entre los grandes más grandes...

-Soy un tío muy sincero y veo todo el rato carreras, subir, bajar... Ahora estoy teniendo un poco el síndrome del impostor.

-Cuéntame eso...

-El otro día tocamos en Córdoba y claro he pasado de tocar para 30 personas a tocar para 250. Al final es más del triple. Y de repente arrancó el concierto y pienso: “¿Dónde me posiciono?”. Llevo cinco o seis años siendo el conquistador, que tiene que conquistar a la gente, pero es que esta gente que ya viene ya está conquistada. Entonces, ¿qué le das a esta gente?, ¿qué tienes que ofrecerle?, ¿le cantas cómo quieres conquistarlos o le cantas lo que ellos quieren escuchar? Ahí estoy, aprendiendo a eso. Es verdad que el techo yo lo siento muy alto, pero también te digo vivo desde el punto de vista de que si mañana me muero, sí soy el hombre más feliz del mundo, porque lo he hecho todo en mi vida. Todo lo que he podido hacer en estos 28 años, yo ya lo he hecho. He vivido la vida que he querido, no he trabajado en otra cosa que no sea la música. Me pago mi alquiler desde los 19 años con música... Soy un tío muy feliz.

Miro a corto plazo. No me gusta mirar ahí arriba. Mira, yo sabía que un día me darían un premio Dial. He admirado siempre la cadena, la radio, los artistas que sonaban ahí. Por eso fue mi discurso de agradecimiento... Soñaba con estar ahí. Para mi el fracaso es que se me queda sin voz. ¿El éxito? A veces subes o bajas, una canción puede funcionar más o menos. No le tengo ningún miedo a los techos altos. Sé que el techo está lejísimos y yo me estoy descubriendo y tengo muchas cosas por experimentar.

Tengo que probar duetos, discos en directo, acústicos, canciones nuevas, buscar el género más flamenquito, meterme más en el pop. Tengo tantas ideas en mi cabeza y no las paro nunca que el techo se va expandiendo solo a medida que yo voy consiguiendo mis pequeños éxitos personales.

-Ahora es el momento de las colaboraciones. ¿Te gustaría alguna en especial?

-Estamos en el momento de los duetos, pero en la música más urbana. Por desgracia, siento que en mi tipo de música no. No hay tanta colaboración ni ayuda por parte de los grandes, como quien dice. Los grandes sacan a gente al escenario, pero no es tanto como los urbanos. Los urbanos han ganado su terreno. Entre ellos se han animado los unos al otro. Lola Indigo saca a Saiko en un concierto a cantar, cuando Saiko no lo conoce nadie. Quevedo saca a Saiko a cantar. Lola Indigo, que es de Granada, acaba de sacar un documental con todos los artistas de Granada. Eso me parece flipante. Me vi el documental de Lola y dije: “¡Qué bonito!”. Una tía que llena estadios, que va a llenar Los Cármenes, está trayendo a gente de abajo que lo está haciendo bien. De hecho no se estilaba. Se está estilando ahora más las colaboraciones en nuestro género porque los urbanos nos han comido el terreno. Pues olé por ellos. Lo están haciendo bien. Nuestra generación aprende de los urbanos.

Yo no era muy pro. A mí me cuesta subir a la gente al escenario, me cuesta mucho. Porque a mí que me quiten dos frases de mi canción me pone buff. Son mis dos frases. Para yo darte ese momento o que tú me lo des a mí, tiene que ser algo precioso. Acabo de ganar un programa con Coti (’Dúos increíbles’) y ha sido lo más bonito del mundo. Hasta nos hemos tatuado ‘Gaditangos’, el nombre de nuestro grupo.

-Dime un nombre...

-Una persona con la que a mí me encantaría colaborar y ojalá algún día se dé, porque yo ya he cantado con ella en escenarios cuando era más pequeño, es Vanessa Martín. A mí me encantaría hacer algo con ella. Además está experimentando en cosas más actuales. Ese género que hacía Vanesa Martín, David de María, Orozco, yo soy de los poquitos que queda por debajo. No hay. Los artistas jóvenes están haciendo rollos más modernos. Yo, por suerte, tengo mi nicho de compositor y productor, que me da pasta y me engancho mi proyecto ahí... Yo sé que si hiciera canciones más modernas, entraría en otros públicos, y a lo mejor crezco mucho más antes, pero me hace feliz lo que hago.

-Gonzalo, vamos al Cádiz Club de Fútbol. ¿Qué ha pasado este año?

-Pues, es muy fácil, que no tenemos plantilla, que el equipo no está coordinado. Los jugadores se han partido la cara por el equipo. Por ejemplo, Alex Fernández, con el que yo hablo y me llevo muy bien con él, es un tío maravilloso y muy agradable. El pobre, pues, ¿qué va a hacer? Si son jugadores, porque al final necesitan jugadores de más calidad arriba, necesitan más fuerza, no puede estar Fali solo. Ha sido muy complicado. Yo tenía esperanza, porque creo que es el equipo que se agarra cualquier cuerda para salir de abajo. Somos el submarino amarillo, pero...

-El Cádiz es un poco de España entera...

-Es uno de los equipos de España. Y me meto allí en el estadio y me emociono. O sea, llevo a mis amigos allí a que lo vean. Tienen que vivir eso una vez en la vida. Yo después del Cádiz soy del Madrid. Pero después del Cádiz. O sea, mi primer equipo siempre será el Cádiz. Cuando te meten en el Carranza, eso tiembla. El suelo tiembla. Es que es flipante cómo tiemblan los cimientos de ese estadio.

-¿Cómo surgió el himno?

-Fui a hacer una campaña contra el bullying, me sumé a la campaña y, a partir de ahí, establecí contacto con ellos. Entonces, uno de los directivos del Cádiz me dijo: “Tú no eres capaz de hacer una canción”. A mí los tú no eres capaz, los odio. Ya me ponen en un compromiso y tengo que hacerlo. Así que me senté con David Santisteban y hicimos el himno juntos. Lo envié y les encantó. Encima me dejaron el estadio entero para mí vacío para el videoclip... Para mí significaba mucho, porque yo veía en la grada a mi abuelo, a mi amigo, me imaginaba todos los años que yo he estado allí, transitando con mi equipo, caminando con sus idas y venidas. He cantado ahí, me he dejado la voz tantas veces y veía el estadio vacío, con un altavoz tocando mi canción. Me dije: “Guau”. Es algo muy emocional.

-Este año, entonces, está disgustado...

-Cuando bajó, no partí mi casa de milagro. Levanté la mesa, me puse como un loco. Mis amigos vinieron a casa pensando: “Cómo pierda el Cádiz la va a líar”. Estaba con mi camiseta amarilla, me quedé callado durante dos horas. No sabía qué hacer, si tirarme por el balcón, si salír a correr, no sabía qué hacer, cómo sacar esa energía, porque sé que nos cuesta mucho y la afición no se merece estar en Segunda División. Ni la afición, ni los jugadores. No sé qué problema habrá, tenemos que fichar a nuevos jugadores, pensar un poco más, meterle más cabeza a la calidad del equipo, porque es un equipo que no se merece estar en Segunda División.

-Y siendo tu segundo equipo el Madrid, también has tenido alegrías...

-El Madrid es increíble, está que se sale y si ya viene Mbappé, ya lo que faltaba...

-Viene, viene...

-He visto que le han preguntado a su madre donde va su hijo y ha dicho: “Ya lo sabéis todos”. El Madrid es el mejor equipo del mundo después del Cádiz. A mí no me gusta tampoco ser siempre del equipo ganador... Perdiendo con el Bayern escribí a mi productor. “Tío, que nos han marcado”. Y dice mi colega, que es del Atleti: “Tranquilo, que esto es un 2-1, pero clarísimo”. Claro, yo soy del Cádiz, y estoy acostumbrado a perder. De repente pum, pum y remontada. “Te lo dije”, me dice... Ancelotti los tiene aquí a todos. Todos a un nivelazo. No hay jugador que saque, que no esté al nivel... Y se entienden, tío. Habiendo tantas estrellas y se entienden todos... A ver qué pasa ahora con Mbappe, esa es la movida. Entra Mbappe y Vinicius, qué pasa. A Rodrygo le llamo Rodraigo porque tiene ‘y’. Mis colegas ya le llaman como yo. Camavinga tiene una clase espectacular. Me parecen todos espectaculares. Y siempre me pregunto: “¿Cómo hacen esa remontada, tío?”. El Madrid está mejor que hace dos años. Da igual, da igual. Y vamos a ganar la Champions este año otra vez. O sea, vamos a ganar otra vez, tío.

-Dios te oiga Gonzalo. y tu vas a ganar la Champions de la música. Suerte en el Wizink, alegría de vivir y sigue siendo Gonzalo, el único y genuino. Ha sido un verdadero placer escucharte y mientras nos lectores leen lo que cuentas, necesitarán oir tu música, escuchar tus letras y descubrirte como lo he hecho yo. Gracias. (venta de entradas)

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