Pablo Cabezali, de ‘Cenando con Pablo’: “Mi caché para cenar en un restaurante va rondando los 3.000 euros”
El creador de contenido gastronómico ha confesado en una entrevista con ‘El hombre descalzo’ qué procedimiento siguen los locales para obtener su reseña.


El mundo no ha vuelto a ser el mismo desde que las redes sociales aparecieran en la rutina diaria de millones de personas. La huella colectiva es inmensa y repercute en actitudes, comportamientos y en cualquier manifestación del individuo para con su entorno. Pero va más allá: se han convertido en un modelo de negocio que, a medida que crece, explora nuevas vías y colisiona con un sistema cuyas normas llevaban siglos escritas. En este sentido, la línea que separa al creador de contenido del empresario es francamente difusa y estrecha.
Sabe de ello Pablo Cabezali. El youtuber gastronómico, rostro de ‘Cenando con Pablo’, acumula casi un millón de seguidores en TikTok y cerca de 700.000 en YouTube. Se dedica a visitar locales, probar sus propuestas y compartir la experiencia. Y triunfa. Lo que quizá empezó como una amable idea de contenido ha evolucionado hasta transformarse en un asentado trabajo que, además, conlleva unas ganancias importantes. Y como las estrellas de rock, Pablo tiene caché.
@elhombredescalzo "Si Tienes Menos de 4 Estrellas No Voy a tu Restaurante" @cenandoconpablo #elhombredescalzo #caché #colaboraciones
♬ original sound - El Hombre Descalzo
El propio Cabezali ha arrojado algo de luz al siempre enigmático —y algo tabú— asunto del dinero que perciben los creadores de contenido. Ha sido en una entrevista concedida al popular pódcast ‘El hombre descalzo’, donde ha sido tajante y meridiano en lo que a la aportación de una cifra respecta: “Mi caché ahora mismo para un restaurante va rondando los 3.000 euros para que vaya a un local, pero depende mucho”.
Procedimiento con cada restaurante
La matización final es importante. “Depende de la magnitud del restaurante, si es una gran marca con tropecientos locales o un pequeño hostelero”, diferencia, agregando que, por otro lado, “también obviamente hay que ver el retorno que va a tener la persona que me contacta y qué puede percibir a mi costa”. Como ejemplo de esto último expone que no es lo mismo que él visite una hamburguesería, lugar que puede recomendar y al que acudiría mucha gente, a que acuda a un restaurante vegano, cuyo nicho es más reducido.
“Me ha llegado a pasar... Se me viene a la cabeza un sitio de comida para llevar en Ciudad Real, le dije ‘mira, para mí lo fácil es decirte que es tanto, pero es que no lo termino de ver’. Lo veía muy limitado”, ejemplifica. Según detalla, estudia mucho los restaurantes que visita. Y, tras ello, se desencadena un proceso de selección. “Eres hostelero, me contactas, me envías un mensaje por Instagram o un email, y yo cojo, miro que me encaje en redes sociales, que las reseñas sean buenas...”, cuenta, revelando que “si tienes menos de un cuatro yo no voy a tu restaurante. Me refiero, si me contactas; por libre a lo mejor sí”.
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Una vez tiene seleccionado el sitio, el procedimiento es el mismo. “Y luego miro lo que yo te puedo ofrecer, lo que creo que puede funcionar. Te traslado la propuesta y tú lo valoras”, sentencia, haciendo gala de una transparencia poco frecuente en estos lares digitales.
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