Elena Monje, farmacéutica, desvela el rasgo que esconden las personas que no se acaban el café: “Relacionan ese último sorbo con algo indeseable o contaminado, aunque no haya amenaza real”

Hay personas que necesitan un café matinal para poder arrancar el día con fuerzas. Sin embargo, pese a que podría decirse que es la gasolina necesaria para que el cuerpo funcione, algunos de ellos ni siquiera se terminan la bebida y dejan un pequeño sorbo en la taza que termina yéndose por el fregadero.

Este comportamiento, aunque muchos puedan pensar que es único y exclusivo suyo, es bastante más repetitivo de lo que parece. Así lo ha explicado la farmacéutica Elena Monje en un vídeo compartido en su cuenta de TikTok. “Esta manía de dejar un pequeño rastro en el fondo de la taza y no poder tragarse lo último tiene una base psicológica”, cuenta.

La razón es que hay algo en el fondo de la taza que incomoda. No es que esté malo ni una cuestión de sed, es algo irracional. “Puede ser el cambio de textura, de temperatura, de color, los sedimentos. Estos residuos activan circuitos cerebrales que están relacionados con la aversión al asco”, cuenta Monje, que ha hecho una importante investigación al respecto.

“La aversión al asco es una emoción fundamental en la evolución humana para evitar enfermedades y está relacionada con el instinto de evitar la contaminación, aunque no haya amenaza real. Así que mi cerebro relaciona ese último sorbo con algo indeseable o contaminado”, termina.

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