Gastronomía

El plato por menos de dos euros que enamora a Karlos Arguiñano: “Merece la pena”

El cocinero vasco ha propuesto a los telespectadores una sencilla receta con calabacín y queso azul que es ideal para aprovechar los restos de otras comidas.

Karlos Arguiñano.
Antena 3
Sergio Murillo
Nació en Santa Marta de Tormes en 2001 y creció entre Guadalajara y Badajoz. Amante de la literatura, estudió Periodismo en la URJC. Se estrenó como jefe de Cultura en El Generacional. Ha sido corresponsal para El Estilo Libre y conductor de informativos en Cadena COPE. Entró en Diario AS en 2023 como redactor en Actualidad.
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La virtud de un chef, como la de cualquier genio, no reside únicamente en alcanzar los máximos niveles de maestría culinaria, sino en hacer fácil lo difícil. Quien ha trasladado esta sabiduría en un sinfín de programas desde que allá por 1990 decidiera embarcarse en la tarea —por entonces inédita— de presentar un formato de cocina es Karlos Arguiñano: el chef vasco es fiel defensor de las maravillas que se encuentran escondidas en los productos cotidianos.

Así lo ha explicado recientemente en una emisión recuperada de un programa que, originalmente, fue emitido el pasado mes de mayo. En dicha ocasión, el cocinero propuso a los telespectadores una receta tan sencilla como deliciosa; como atractivo, más allá de estos valores, su precio: menos de dos euros.

“Es tan fácil, tan rico y tan barato que merece la pena que lo hagas”, adelanta, revelando los secretos de esta elaboración: “Si tienes un calabacín y un poco de queso, puedes hacer esta cena por menos de dos euros”. El primer elemento da suavidad, humedad y textura, mientras que el segundo aporta el sabor y el toque salado. A esto se añaden unos crepes, cuya masa se elabora con leche, harina, huevos y sal, y los ingredientes que componen esta página del recetario quedarían completos.

Receta completa

Primero deben realizarse los crepes, proceso en el que él aconseja poner los líquidos en un vaso batidor para evitar grumos. Tras dejar reposar la mezcla, la cocción debe realizarse en sartén: cuando cuaja por un lado, se da la vuelta. Y lo mismo. Luego toca rellenarlos de calabacín, ajo y queso azul de cabra, previamente salteados en un wok con aceite de oliva y, de forma opcional, con una guindilla cayena.

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Una vez están rellenos, el cocinero recomienda colocarlos en una bandeja de horno para que el último golpe de calor, de unos seis minutos y a 200 grados, otorgue el gusto final. Y, si se quiere, un toque de salsa verde para aportar frescor. Y por menos de dos euros, una receta que, como otras tantas, viene a confirmar que, en los fogones, pocos son tan genuinos como Arguiñano.

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