Gabriel de la Rosa, Shinova: “Soy del Tenerife por nacimiento y del Athletic por adopción”
El líder del grupo vasco revela para AS su pasión por el equipo de su tierra. Y los recuerdos imborrables, de la mano de su abuelo, que nunca olvidará.
“Últimamente pienso demasiado en lo libre que me siento cuando piso un escenario”. Los ecos de la voz de Gabriel de la Rosa permanecen en el aire aunque el concierto de Shinova ya se haya terminado. Shinova, su grupo, ese del que es líder. Así son sus letras. No se van, son de las que pesan, y cuentan personas, estados de ánimo. Atiende a AS con la sonrisa intacta tras actuar por segunda vez sobre el escenario del DCODE y cruzarse entre bambalinas con otro de los grupos que dejan en el aire himnos en mayúsculas, Viva Suecia (“son de casa”), y abrazarte fuerte, como sólo los músicos que hablan el mismo idioma pueden. Gabriel de la Rosa, un tipo sensible y cercano, con poso, como sus canciones. Y profundo aficionado del Tenerife.
-¿Cómo vivió Shinova la pandemia?
-Fue una época difícil para todas las personas.
-El grupo en ese momento iba para arriba y, de pronto, se para todo. ¿Tuvieron miedo de que se frenara?
-Sí. Yo creo que ese miedo lo tuvimos todos. La banda. Lo que estaba pasando. Y se frena en seco. Y después nos encontramos con la sorpresa de que siguió creciendo. De que la gente seguía escuchando música, apoyándola desde casa. Y que, cuando volvimos al escenario, nos volvimos a encontrar. Y ese es el mayor regalo que hemos tenido en estos dos años.
-Durante la pandemia publicaron ‘Ídolos’. ¿Cómo fue componer en esos días?
-Esa canción, como muchas de ‘La buena suerte’, ya estaban compuestas de antes. De hecho se retrasó el disco, su publicación, todo, pero el grueso estaba ya compuesto. Sí que es verdad que, después aparecieron canciones nuevas, aprovechando ese lapsus que nos obligó a vivir la pandemia. Como ‘Torre de naipes’.
-’La sonrisa intacta’ es especial. Y ha ocurrido algo muy especial con ella estos últimos meses, ¿no?
-Sí. En los últimos seis, siete meses, un año después de su publicación lo notamos en los conciertos, después en las redes, que la gente te empieza a etiquetar como mucho, mucho con esa canción. Empieza a sonar también en radios, regionales, masivas, todas con la misma importancia, porque al final simplemente que suenen nuestras canciones, para nosotros es… De pronto se hizo viral. Y sin duda ‘La sonrisa intacta’ es como cuando tienes una niña, un niño, y dices: “Cuánto me ha crecido el hijo”. Pues esto es lo mismo.
-Shinova empezó en 2008. Pero al inicio con un sonido muy distinto, más cercano a Sôber, ¿no?
-Sí. Estábamos metidos dentro de esa escena metal que nos duró dos discos con una formación distinta. Gente a la que queremos mucho a día de hoy pero vimos que, en un momento dado, íbamos cada uno en una línea diferente, pensábamos diferente, componíamos muuuy diferente… hasta que ya no existía un punto en común. Y decidimos que, o nos separábamos para siempre o que manteníamos el nombre. Al final nos quedamos dos, tres.
-¿Sí?
-Sí. De hecho ‘Ana y la artista temeraria’ lo grabó David Gorospe que es un amigo, la batería, ni siquiera estaba Froufe, que entró después, para hacer la gira de ese disco, y ya se quedó. Y ahora somos una familia y llevamos ya muchos años juntos, muy unidos
-’La buena suerte’ fue su sexto disco en 2021. Cuando salió los conciertos eran aún con el público sentado…
-Llevamos dos años desde que salió, dos años con muchísimo ilusión. Empezamos la gira con la gente sentada y con mascarillas y ya saltando, disfrutando. Hemos vivido ese proceso donde nunca se ha perdido la ilusión, pero ahora estamos por fin en ese punto, por fin toda la gente que se dedica a la música, bandas, artistas, estamos viviendo lo que creo que merecíamos vivir. Cada uno a su manera, pero mucho mejor que lo que pintaba hace año y medio
-¿Le gusta el fútbol?
-Yo soy del Tenerife.
-¡Ostras! Eso no lo esperaba siendo Shinova un grupo de Bérriz, Vizcaya.
-Soy del Tenerife porque nací allí, mi familia es de allí. Y yo era socio desde pequeñín.
-¿Si?
-Sí. Uno de los recuerdos más bonitos que tengo es…
-Cuando le ganaron la Liga al Madrid.
-Ese no estuvo mal, eh (ríe). Y eso que tengo simpatía por el Madrid. También la tengo por el Barcelona, soy una rara avis en ese sentido, pero sí, me acuerdo perfectamente del gol de Pier, tras la cesión de Rocha a Buyo (1991-92). Pero no es ese uno de los recuerdos más bonitos. Es el viví con mi abuelo, porque ese año murió mi abuelo.
-¿Fue quién le llevó al fútbol?
-Sí. Solía ir con él. El padre de mi padre, Juan Ángel. Y solía llevarme y recuerdo un partido, contra el Zaragoza, e Higuera, un equipazo, y el Tenerife con los Redondo y toda esta peña, equipazo impresionante. Valdano como entrenador. Y acabó 5-3, con un gol de De Latorre, de Dieguito de Latorre, que no me olvidaré nunca, n-u-n-c-a.
-Yo pensé que me iba a decir que era del Athletic.
-Que me encanta también.
-¿Va a los partidos?
-A San Mames, sí, mucho. Y además es un estadio… Yo soy del Tenerife por nacimiento y del Athletic por adopción. Y es así. Lo disfruto mucho. Quitando una vez que el Athletic le metió cuatro al Tenerife, la última temporada que estuvo en Primera. Ahí salí escaldado… Encima mis colegas que son unos cabrones se rieron de mí, pero quitando eso, me gusta ir a San Mamés.
-Sufriría la temporada pasada la eliminatoria del playoff por el ascenso.
-Mucho, mucho, mucho. Lo pasé fatal.
-¿Tenía concierto, estaba pendiente?
-No. Lo vi en directo, en la tele. Me hubiera gustado estar allí. Pero estaba hablando con la familia todo el tiempo, por teléfono. Ellos juntos. Vídeos. Yo chorraditas. Desde la distancia vivimos juntos el partido. Lo que dolió mucho es que no subiéramos. Y voy a llorar.
-Después del DCODE, no están parando de tocar…
-Sí, después vinieron diez días de vacaciones. Y Las palmas, León… Y nos vamos a Argentina.
-¿Primera vez en Sudamérica?
-Sí. Con una banda, No te va a gustar, que lo revientan. Y vamos a abrir para ellos en el Hipódromo de Palermo (15 y 16 de octubre). Dos noches, felices… Después volveremos para el final de gira de ‘La buena suerte’. Muy especial y muchas ganas. Nos queda todavía tralla…
Dice Gabriel con esa sonrisa que no se va, mientras octubre va cayendo en el mundo y desde Madrid ya es inevitable mirarlo desde su Mirlo Blanco. “Llueve en Madrid…”.