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Separación afectiva: el tipo de relación de María Jesús Montero tras casarse en un colegio

La vicepresidenta del Gobierno y secretaria general del PSOE de Andalucía se casó con Rafael Ibáñez, de quien le diferenciaban sus ideales religiosos.

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, interviene durante un pleno en el Congreso de los Diputados, a 12 de marzo de 2025, en Madrid (España). La delegación de las competencias de inmigración a la Generalitat de Cataluña, pactada entre el PSOE y Junts, es el tema principal de la sesión de control en el Congreso de hoy con varias preguntas y una interpelación dirigidas a cuatro ministros del Gobierno.
12 MARZO 2025;PLENO;CONGRESO;PSOE;JUNTS;MONTERO;DÍAZ;YOLANDA;MARÍA JESÚS;INTERPELACIONES
Candela Ordóñez / Europa Press
12/03/2025

Después de haber tenido a protagonistas de la talla de Pepe Mujica, Dani Martín, Gabriel Rufián o Mala Rodríguez, ‘Lo de Évole’ se enfrenta este domingo a uno de los programas más esperados de la temporada. El periodista catalán hablará con la mano derecha de Pedro Sánchez, María Jesús Montero, en un momento en el que el PSOE está en el foco por el presunto caso de corrupción de quien fuera ministro de Transportes, José Luis Ábalos.

La vicepresidenta del Gobierno y secretaria general del PSOE de Andalucía, lo que implica que será la siguiente rival en las urnas del presidente Juanma Moreno, es una persona muy vinculada a su tierra y a su Sevilla natal. Más concretamente a uno de sus barrios más ilustres, Triana.

Como muchos de sus vecinos, Montero tiene una fuerte creencia religiosa. Una convicción que chocaba bastante con su convicción comunista y con quien terminaría siendo su marido, Rafael Ibáñez, un estudiante de Derecho con las mismas inquietudes políticas que ella (terminaría militando en Izquierda Unida y siendo diputado en el parlamento andaluz).

La pareja contrajo matrimonio por lo religioso porque para Montero era importante “celebrar un matrimonio cristiano”, tal y como expresó Ibáñez en una entrevista en ‘LOC’. Sin embargo, rehuyeron de las iglesias y lo festejaron en un colegio concertado del barrio. Juntos estuvieron 30 años y tuvieron dos hijas en común.

En 2019, Montero y Rafael se separaron de mutuo acuerdo. El mismo protagonista, en la citada entrevista, definió su situación sentimental como una “separación afectiva”. Un concepto que implica que, pese a que se acabara el amor, los dos mantengan una buena relación y remen en favor de sus hijas, que siguen estudiando en Sevilla mientras que él vive en Córdoba. Se desconoce si han llegado a firmar los papeles del divorcio.

Los pormenores de la ‘separación afectiva’

La separación afectiva, también conocida como divorcio emocional, es una separación oficiosa que no necesita de cauces legales para terminar de concretarse. De hecho, los sentimientos que terminan derivando en ella suelen aparecer antes de que el divorcio en sí mismo se concrete.

La pareja se empieza a percibir como unos compañeros de piso más que como una pareja. A nivel emocional existe desapego y una desconexión importante. Las conversaciones se vuelven superficiales, hay menos intimidad física y los conflictos no dejan de aparecer, en parte, porque nunca se terminan de resolver.

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