Rodrigo Cortés: “El deber de una película que se basa en un libro es traicionarlo”
El cineasta estrena el 31 de octubre la película ‘Escape’, protagonizada por Mario Casas y Anna Castillo y basada en la novela homónima de Enrique Rubio.
El 31 de octubre llega a los cines la película ‘Escape’, la nueva de Rodrigo Cortés. Este film está protagonizado por Mario Casas y Anna Castillo, dos caras muy conocidas del mundo audiovisual, y producida por el gran Martin Scorsese. La película está basada en el libro homónimo de Enrique Rubio y cuenta la historia de un hombre destrozado que ya no quiere tomar una sola decisión más en toda su vida, por lo que la solución que encuentra es entrar en la cárcel y hará todo lo que pueda para lograrlo.
El protagonista, N. (Mario Casas), va cometiendo cada vez delitos más graves, sin sus seres queridos, como su hermana Abril (Anna Castillo), hagan nada para lograr disuadirle, llegado al punto de que un juez le ‘rete’ hasta donde podrá llegar para no concederle su propósito.
Rodrigo Cortés recibe a Diario As en una pequeña sala del edificio de Espacio Movistar, en el número 28 de Gran Vía (Madrid). Es director, productor, guionista y escritor español y desde los dieciséis años ya hizo sus primeros pinitos en el mundo audiovisual, por lo que tiene tablas más que suficientes para responder cualquier cuestión sobre su trabajo.
¿Por qué decides llevar a la gran pantalla este libro en concreto?
Leí el libro en hace 10 años, de hecho, mucho antes de que se publicara porque leí los borradores, soy amigo de Enrique Rubio. Y aunque lo encontré inadaptable de forma literal, porque contaba una historia muy distinta, contaba la historia de un niño de 18 años con Asperger, recluido por sus padres de la realidad y con un sistema de valores falseado por ellos, que un día sale al mundo y descubre que se siente sobrepasado, que el mundo no es como se lo habían dicho y quiere volver a la reclusión de su pensamiento circular, sí me pareció que esa premisa, la esencial, la de alguien que quiere ir a la cárcel para dejar de elegir tenía una fuerza poderosísima para el cine.
Y le dije a Enrique si me permites traicionar, entre comillas, la novela, creo que podré honrarla. En mi cabeza había otra historia, la historia de un hombre roto, estropeado como el mecanismo de un reloj, un hombre que ya no va bien, que ya no marcha bien, que ya no funciona, que decide bajarse de la vida y dejar de tomar decisiones. Quiere que le digan cuándo levantarse, cuándo acostarse, cuándo cepillarse los dientes, cuándo respirar y cuándo no y para eso la cárcel es un lugar idóneo y aquí estamos.
¿Cuánto ha colaborado Enrique en la película?
Enrique hizo como en las duchas de las cárceles, se relajó y se dejó hacer. Un día leyó el guion, es cierto, Enrique me dijo: “Gracias por mantener el título”, pero me lo dijo sin ironía, porque le había gustado mucho el guion y se sentía reconocido el ADN y el impulso inicial de su obra allí.
Y curiosamente, Enrique vio la película por primera vez ayer, y al final de la proyección estaba muy emocionado y se sentía muy orgulloso de lo que estaba viendo, aunque la historia fuera distinta, aunque el personaje fuera distinto, con otros personajes alrededor, con otros diálogos, él sentía que no había domesticado ese impulso inicial y sentía ese ADN plenamente reconocible.
¿Sientes mayor presión al llevar a cabo una película basada en un libro, sabiendo que mucha gente ya podría tener una idea previa de la historia?
No, no sientes esa presión, porque probablemente el deber, entre comillas de nuevo, de una película que se basa en un libro, en cierta manera es traicionarlo, por una razón concreta, porque cada lenguaje tiene sus códigos y se expresa con sus armas y con sus tropas.
Muchas veces si tú sientes algo a través de un libro, si lo transpones a otro lenguaje de forma literal, pierde esa fuerza porque no resulta eficaz en otro mundo, está generado para ese mundo. Y de alguna manera hay que reinventarlo o traducirlo o correrlo un grado para recuperar, paradójicamente, precisamente esa esencia y ese espíritu y esos valores. Así que no puedes partir de esa presión, entre otras cosas porque desde que te levantas por la mañana decepcionas a alguien, así que más vale que lo asumas desde el primer momento y hagas lo que creas que es mejor idea.
¿Cómo supiste que Mario y Anna eran los idóneos para protagonizar esta película?
No sabes por qué sabes que un actor es idóneo o no, son millones de razones. Tú acabas de escribir, tienes una idea precisa de los personajes, en su tridimensionalidad, en su ambivalencia, en sus contradicciones, en su complejidad, en sus energías y haces la carta a los reyes y empiezas a pensar en qué actor podría encarnarlos, cuál crees que tiene la capacidad de riesgo adecuada para afrontar desafíos o quién transmite una luminosidad determinada de forma natural de la que va a nutrirse según qué personaje o al revés, a lo mejor alguien tiene una comedia muy natural y a la vez resulta peligroso detrás de los ojos y así es como compones tu carta de los reyes.
Luego esos actores pueden decir que sí o pueden decir que no, tú pides un coche teledirigido y a lo mejor después llega un jersey o unos calcetines, pero en este caso llegaba el coche teledirigido, el tren eléctrico, los balones y en fin, me siento enormemente agradecido.
¿Cómo ha sido la experiencia trabajando con ambos?
La experiencia trabajando con Mario, con Anna, con el resto de actores, teniendo en cuenta que estamos hablando de Pepe Sacristán, Blanca Portillo, Juanjo Puigcorbé, José María Pou, Albert Pla, Guillermo Toledo… ha sido un verdadero goce, son grandísimos actores.
Si tú quieres manejar emociones complejas, tiene que ser a través de los mejores y son algunos de los mejores de nuestro país. Además nos dábamos mucho margen para que pasaran cosas en el set, para establecer un campo de juego en el que se creaban las condiciones para que pasaran cosas genuinas y a veces arriesgadas, a veces yendo más lejos de lo que el sentido común determinaría para ver qué pasaba. A veces sí pasaban cosas mágicas y están en montaje y a lo mejor no, a lo mejor llegábamos demasiado lejos y en ese caso replegabas velas y desde el montaje te dedicabas a proteger la exposición de tanta generosidad.
De cara al futuro, ¿qué proyectos te gustaría explorar?
Me encantaría hacer un western, un musical… géneros profundamente cinematográficos en los que casi se enraízan los orígenes de eso que llamamos cine. Me gustaría mucho hacer un western, por ejemplo, mucho.
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