Laura Pamplona, de ‘Aquí no hay quien viva’, sobre el estado de salud de José Luis Gil: “Es muy triste”
La intérprete, Alicia en la serie, ha recordado en ‘Y ahora Sonsoles’ aquella etapa y ha hecho hincapié en los compañeros que la vivieron con ella.


De todas las series españolas que hicieron de una comunidad de vecinos la hoguera principal en torno a la que gira una sitcom costumbrista, quizá, la que haya pasado a la posteridad como aquella que más supo robar el corazón de los televidentes patrios sea Aquí no hay quien viva: la comunidad de la calle Desengaño 21 hizo de un edificio residencial decimonónico en Madrid el auténtico centro emocional de España, un espejo en el que todo un país se encontraba reflejado. Gran parte de la culpa fue del carismático elenco que componía dicha comedia, capitaneado por el presidente de la comunidad: Juan Cuesta.
Con nostalgia ha recordado aquellos tiempos Laura Pamplona, quien dio vida a Alicia en dicha ficción, durante su visita a Y ahora Sonsoles. La intérprete ha repasado las improvisadas labores artísticas y creativas de aquel proceso y, además, se ha detenido en José Luis Gil (Cuesta, en la serie) para comentar su delicado estado de salud, que cambió para siempre tras sufrir en 2021 un ictus cerebral.
“Terrible, yo sé de su estado de salud por mis compañeros. Con Alberto y Laura [directores y guionistas de Aquí no hay quien viva y La que se avecina, entre otros] también hablé en su momento cuando ocurrió“, confesó, añadiendo que ”con José Luis no he hablado", pero que, pese a ello, identifica el dolor en dicha situación: “Es muy triste, pero lo bueno es que se va recuperando y que la vida continúa. Es muy triste ver que a un compañero le pasa algo así”.
Un trabajo muy sacrificado
Fue aquella época bonita y hoy, cuando habla de sus compañeros, no puede evitar acordarse de las aventuras en las que incurrían con cada grabación. “Recuerdo la etapa de Aquí no hay quien viva con mucho cariño y también guardo muchos amigos e esa etapa. Fue muy bonito y divertido estar ahí”, asegura, reconociendo la mentada dureza creativa: “No lo voy a negar, era bastante fuerte la manera de grabar que teníamos. Estábamos muchísimas horas”.
Todas las partes implicadas participaban de esa yincana interpretativa. “Los guiones se escribían al mismo tiempo que grabábamos. Para los guionistas era maratoniano porque tenían que escribir el capítulo para el día siguiente”, dice, a lo que añade que, respecto a los actores, “te aprendías los papeles como podías. O te quedabas sin dormir hasta tarde o te lo aprendías en el coche. Mis últimos meses fueron así, fue muy duro”.
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Aunque ahora mira al pasado con cariño, la realidad es que, entonces, el trabajo era intenso. “Nos pasó factura a todos. Cogías una gripe y era más fuerte de lo normal, había gente con ansiedad... Te pasa factura porque no descansas y llevas mucho estrés”, se sincera, haciendo de una frase el resumen perfecto de aquellos inagotables días: “Fue un poco agobiante porque no te permitía hacer una vida normal”.
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