BARCELONA

La abuela de Lamine Yamal revela las amenazas que recibe: “Si quieren matarme, estoy aquí”

Fátima, madre del padre del futbolista, ha confesado que, muy a su pesar, abandonará el barrio donde siempre han vivido por la presión.

La abuela de Lamine Yamal revela las amenazas que recibe: “Si quieren matarme, estoy aquí”

Lamine Yamal viaja a sus orígenes con cada gol, amén del juego de gestos que realiza con sus manos para indicar, sonriendo frente a la cámara y con los dedos, el número 304. Si una lámpara se colocase detrás de sus manos, el espectáculo de sombras chinescas sería algo así como un guiño a su hogar, el barrio obrero de Rocafonda (Mataró), cuyo código postal termina, precisamente, en 304.

Hasta allí se ha desplazado Javier Fuentes, un reportero de Espejo Público, siguiendo las pistas familiares de la promesa del Barcelona, dando con, probablemente, el único miembro que queda allí. Vecinos de la localidad explicaron al periodista que el padre de Yamal, Mounir Nasraouiquien se vio envuelto hace un mes en una trifulca en la que acabó apuñalado—, abandonó hace tiempo el barrio, cuando su hijo comenzó a despuntar y su rostro era cada vez más y más conocido; también insisten en que se desató el odio hacia el joven tras su decisión de jugar con España y no con Marruecos, recibiendo el acoso de sus paisanos por lo que, dicen, “fue como una traición”. Y paseando por Rocafonda encontró así el periodista a Fátima, la abuela de Lamine Yamal.

“Nació aquí, estudió aquí...”

Se encontraba Fátima sentada en un banco. Fuentes comenzó a hablar con ella y, apenada, reveló que piensa en marcharse del barrio porque aquellos que apuñalaron a su hijo ahora también le amenazan a ella. Y eso la llena de miedo. “Ahora con esto de Mounir yo no puedo comer. Tengo cerrado el estómago de la impresión, del susto”, dice, sosteniendo que “de nosotros también tienen envidia”.

Pese a la dureza del momento que atraviesa, Fátima no se amedranta. “Si quieren matarme, yo estoy aquí”, asevera, firme, aclarando que ella no desea irse del lugar, pero que está obligada a hacerlo por la presión de aquellos que convierten la fama de su nieto en odio hacia su familia.

Además, la madre de su padre ha insistido en lo injusto de la situación por la poca duda que debe haber acerca de su nacionalidad. “Nació aquí, estudió aquí, ese niño no es de Marruecos, ¿me entiendes? Mi hijo no le ha obligado a nada. Ha jugado con Marruecos, ha jugado con Francia, ha jugado con España... Donde él quería”, razonaba frente al periodista.

No iba a ser la conclusión de las palabras de Fátima únicamente la denuncia de la situación que rodea a su hijo. Con el corazón en la mano, sentada en el banco de siempre y en el barrio de toda la vida, sentenció con tres emotivas palabras: “Lo quiero muchísimo”.

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