Joaquín habla sin ningún pudor sobre sus operaciones estéticas y se olvida de la más importante: “Eso no es una cirugía, ¿no?”

Hubo un tiempo en el que quizá era tabú, pero el abaratamiento de los procesos, su extensión y su frecuente uso en la esfera pública de los mismos terminó por pinchar el globo. Las operaciones estéticas hace mucho que se asentaron en la sociedad. Si bien es cierto que todavía la población se divide entre aquellos que prefieren rehusar a cualquier intervención de este tipo, son muchos los que recurren o han recurrido a estas cirugías. A veces, incluso, sin saberlo.

Es el caso de Joaquín Sánchez. El exjugador del Betis protagonizó uno de los momentos más graciosos del pasado mes de septiembre cuando, acompañado de su mujer, Susana Saborido, aterrizaron en el plató de Emparejados, de Antena 3, para ejercer como presentadores. En la entrevista a María José Campanario y Jesulín de Ubrique se abrió el melón de las operaciones; la primera pareja, igual que la segunda, debía responder a cuántas se habían sometido. Ocurrió que Susana y Joaquín respondieron cosas diferentes.

Primero fue la reacción del exfutbolista, que dirigió la mirada a su mujer en clave cariñosa y graciosa. “¿Por qué me hace eso como si yo me hubiera operado el cuerpo entero? Yo tengo mis arreglitos y no me importa decirlo”, respondió ella. Él se dispuso a hacerlo. “Nunca me he operado para hacerme un arreglo. Yo me hice lo de las ojeras y me rellené un poquito con bótox la zona de...”, explicaba. Entonces su mujer le cortó.

Aunque su primera corrección fue acerca de lo que había confesado, reiterándole que “qué bótox, si el bótox no rellena”, la segunda apuntó, precisamente, a aquello que no dijo. “Sí, yo me hice eso y... No me hice nada más”, aseguraba Joaquín. Ella guardó silencio y lanzó una frase al aire que su pareja captó en milésimas de segundo: “Ay, qué pelo más largo tengo...”.

El público estalló de risa. Y Joaquín, cuya intención no era esconderlo, explicó el motivo de su confusión. “¡Ah, sí, sí! Me puse pelo. Pero eso no es una cirugía, ¿no?”, preguntó a todos los allí presentes. Sí que lo era. No obstante, su respuesta ha sido aplaudida por gran parte del sector médico, quienes consideran consecuencia sana de la ruptura del tabú la normalización de estos procesos como forma de autocuidado.

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