Sale a la luz el principal error de Daniel Sancho en Tailandia: “Nadie en su sano juicio...”
Joaquín Campos, autor de ‘Muerte en Tailandia’, ha explicado en el podcast ‘Eclécticos WorldWide’ cómo la falta de madurez del chef le condenó a una cascada de malas decisiones.
El reflejo mediático del caso ‘Daniel Sancho’ había quedado congelado hasta que el soplete en el que se ha convertido Muerte en Tailandia, libro del periodista Joaquín Campos, lo ha devuelto a la vida pública. La obra, en la que se profundiza en cuestiones inéditas y que dibuja los nuevos frentes judiciales y sociales del joven chef —todo desde un amplio conocimiento del terreno y de la idiosincrasia local—, ha sido un auténtico éxito por la efectividad con la que se acerca a cada interrogante.
La estela de este libro ha llevado al autor a recorrer una serie de formatos para hablar de un caso en el que ejerce como voz de autoridad. La última visita ha sido al pódcast ‘Eclécticos WorldWide’, donde ha manifestado que el asesinato no fue lo que la defensa de Sancho trató de vender, sino un “brutal e inhumano asesinato con premeditación”. La sentencia del tribunal tailandés, auto sobre el que se sustenta la cadena perpetua, expone una teoría similar.
Ocurre que, desde el punto de vista de Campos, Sancho menospreció la profesionalidad de la Policía local. “Él va a Tailandia pensando solamente que, como es un país más pobre, los agentes de una isla perdida y paradisíaca nunca de iban a enterar de su plan”, expresa, asegurando que “no previó lo que iba a pasar después”. Tras la detención, dice Campos, continuó el menosprecio. “Nadie en su sano juicio se puede imaginar que vas a un país que no conoces y lo primero que haces es decir que la Policía se inventó las pruebas o coaccionó a Daniel. Eso fue completamente falso. Y, si hubiera sido cierto, tienes que ser diplomático y utilizar un perfil falso”, explica.
El perfil de Sancho
Pero todo cayó por su propio peso por las consecuencias de las malas decisiones que tomó un Sancho cuya mentalidad, cree el periodista, está lejos de cualquier punto de madurez. De hecho, dice, ni siquiera era chef, solo tenía “un canal de YouTube que revisaba cada seis meses con vídeos en terrazas pijas de sus amigos de la Castellana”, pero nada más: “No ha pertenecido a una cocina, salvo un par de días o una semana cuando terminó su titulación en una escuela privada de un año o dos como repostero y chef”.
El retrato que Campos realiza de Sancho no puede ser más contundente. “Es un hombre que no ha pagado ni firmado una nómina, no ha ido al banco a pedir un crédito, no se ha comprado una casa, no ha tenido una relación para intentar formar una familia”, afirma, reiterando que a sus 31 años nunca ha sido independiente.
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Completa su perfil con dos frases contundentes que aúnan los retazos que había arrojado previamente. “Es un hombre que vivía más de noche que de día”, asegura, rematando el dibujo con un duro contraste: “Le encantaba estar con sus amigos, pero no sabía pagar una factura de la luz”.
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