George Clooney deja claro por qué abandonó Estados Unidos y se mudó a una granja en Francia: “No les importa una... la fama”
El intérprete cambió Los Ángeles por el sur de Francia hace cuatro años para procurar la buena infancia de sus mellizos, Ella y Alexander.
George Clooney conoce lo mejor y lo peor de los dos mundos. El intérprete, según Forbes, es el sexto con más patrimonio del mundo: su fortuna asciende a 445 millones de euros y solo en el ejercicio de 2024 vio aumentar su cuenta bancaria en más de 31 millones de euros. Sabe con qué vino se brinda en un ático de Los Ángeles y el color de la luna californiana desde Beverly Hills. Pero también es todo lo contrario. Jamás dejó de serlo. Quizá por ello se hartó del universo de flashes y pomposidad mediática y puso rumbo al Viejo Continente.
“Cuando Clooney tenía 18 años cortaba tabaco por tres dólares la hora. Ha vendido seguros puerta a puerta y dormía en el suelo de un armario mientras hacía audiciones para ser actor”, recuerda la revista Esquire en una entrevista publicada este lunes y en la que el propio intérprete confiesa que ha decidido ‘volver a empezar’ con su familia en una granja del sur de Francia. Todo ocurrió cuando nacieron sus mellizos, Ella y Alexander, hace ocho años; se sentó con su mujer, la abogada Amal Clooney, y, finalmente, hicieron las maletas en 2021.
“Tienen una vida mucho mejor”
“Sí, tenemos mucha suerte. Vivimos en una granja en Francia”, dice. En realidad no es una finca a medio reformar, sino un terreno de 172 hectáreas ubicado en Brignoles poblado de olivos, bosques, un campos de lavanda y un lago, y que cuenta con una mansión del siglo XVIII de 900 metros cuadrados con piscina y pista de tenis. En realidad, ha puesto tierra de por medio con la moderna pomposidad norteamericana, pero el lujo, si bien con un cierto anonimato, se ha vestido de suntuosidad clásica europea.
Si de un debate lingüístico se tratase, en ningún caso podría definirse este hogar como una granja. Pero él, que rehúye Estados Unidos, encuentra en Europa algo de su niñez. "Pasé buena parte de mi infancia en una granja, y de niño odiaba la idea. Pero ahora, para ellos, es como si no estuvieran en sus iPads, ¿sabes? Cenan con adultos y tienen que llevar los platos a casa“, detalla, resumiendo este cambio con una frase que deja poco margen de duda y error: “Tienen una vida mucho mejor”.
Fue, en realidad, cuestión de protección. “Me preocupaba criar a nuestros hijos en Los Ángeles, en la cultura de Hollywood. Sentía que nunca tendrían una oportunidad justa en la vida”, razona. Distinto es en el otro lado del charco. “En Francia, la fama les importa un bledo. No quiero que anden por ahí preocupados por los paparazzi. No quiero que los comparen con los hijos famosos de otros”, expone.
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Y el niño que cortaba cigarros dejó de ver la luna californiana para observar el amanecer proyectado en el campo luminoso que se extiende por las praderas de lavanda en el sur de Francia.
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