El día que el papa Francisco confesó que fue portero de discoteca en Buenos Aires
Jorge Bergoglio, además de dedicar su vida a la religión y de ser profesor de literatura y filosofía, trabajó también en la noche porteña.
Antes de ser una de las personas más importantes del mundo y el referente absoluto dentro de la religión católica, Jorge Bergoglio (el papa Francisco I) acumuló en su trayectoria profesional numerosas experiencias ciertamente inusuales e impensables en alguien de su estatus. Todo para ganar dinero para apoyar a una familia nada acomodada.
Bergoglio fregó suelos en una fábrica, trabajó en un laboratorio químico, fue profesor de literatura y filosofía e, incluso, hizo las veces de portero de discoteca en la noche bonaerense. Esta etapa de su vida se la confesó el propio pontífice a unos fieles en una visita a la parroquia San Cirilo Alejandrino.
La historia apareció incluso en el diario de la Santa Sede, ‘L’Osservatore Romano’, donde se reflejaban los aprendizajes que Bergoglio extrajo de esa época. “Me sirvió, más que por el no poder dejar entrar o sacar gente, para ayudar a entender a las personas y a explicarme. Gracias a esas experiencias entendí cómo alentar a regresar a la Iglesia a quienes se han alejado”.
“Como dice San Pedro, siempre hay que estar preparado para dar una explicación a cualquiera que te pregunte por una razón para tener esperanza”, zanjó el líder espiritual brindando una experiencia impagable a todos los jóvenes que escuchaban sus relatos.
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