Daniel Guzmán (‘Aquí no hay quien viva’) desvela que está endeudado económicamente y revela: “Ha sido mi mayor apuesta”
El actor estrena una nueva película en su faceta como director, ‘La deuda’, donde también interpreta y comparte reparto con Luis Tosar e Itziar Ituño.
Daniel Guzmán, el que fuera actor de una de las series más famosas de la televisión, la comedia de enredos vecinales Aquí no hay quien viva, que luego dio paso a La que se avecina, vuelve a los cines como intérprete, pero también en su reconocida faceta como director, con La deuda, una película donde comparte reparto con rostros tan famosos como Luis Tosar o Itziar Ituño, y una actriz que no era profesional, Charo García, quien falleció en mayo a los 92 años.
Ella da vida a la mujer mayor con la que un hombre 47 años comparte casa. Ambos luchan por mantenerse en la vivienda en un contexto de lucha por los derechos, gentrificación, soledad, desahucios, y mucho amor. Elementos comunes del cine que caracteriza a Daniel Guzmán. “La película cuenta hasta dónde somos capaces de llegar por las personas que queremos”, explica Guzmán en una entrevista con Fotogramas.
“El detonante tiene que ver con la vivienda, un derecho de las personas a desarrollarse en un hogar o entorno que le facilite la vida. Pero de ahí nace una columna vertebral que habla sobre una historia de amor de dos personajes de diferente generación. Concibo La deuda como una historia de amor intergeneracional. Todos los personajes buscan afecto y necesitan salir de un entorno en el que no tienen todo a favor, pero en el fondo es una historia de amor. No lo pensé cuando lo escribía, pero últimamente sí. Todos los personajes buscan afecto”, añade el director y también protagonista.
Sobre la culpa
La culpa es otro de los elementos centrales de la obra: “Esta película es mi mayor apuesta a nivel de producción, visual y emocional. Es una película puramente emocional. Un personaje que, con todo en contra, intenta salir adelante y sus circunstancias le marcan decisiones erróneas. Por eso se habla de la culpa, instaurada en nuestro ADN a través de una sociedad judeocristiana. La culpa nos castra, no nos deja mejorar como persona. Es restrictiva”.
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Y califica La deuda como la película más ambiciosa de su carrera hasta el momento: “Ha sido mi mayor apuesta. De hecho, me he endeudado. Y no solo a nivel económico. […] Hacer este tipo de cine ya no tiene sentido. Dedicas cuatro años de tu vida para que luego esté en cartelera una semana y no recuperes nada de lo que has invertido. A mí no me compensa y me hago muchas preguntas. ¿Por qué me arruino? ¿Por qué pierdo relaciones? ¿Por qué dejo de vivir durante ese tiempo? Yo he invertido 17 años de mi vida en hacer tres películas. Cuando pasa el tiempo me recupero, se me olvida lo mal que lo he pasado, se me mete otra historia en la cabeza y no tengo más remedio que contarla”.
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