Ana Guerra, Víctor Elías y la ‘boda del año’: de Fran Perea como oficiante a la ausencia de la reina Letizia

Hace un año y dos días comenzó una cuenta atrás. “Ella: ‘sí, quiero’. Él: ‘sí, quiero’”, fueron las palabras que acompañaron las bonitas fotografías que confirmaban el compromiso de Ana Guerra y Víctor Elías. El aluvión de felicitaciones, así como la expectación generada en torno a una boda marcada algunas incógnitas en lo que a su celebración respecta —las actuaciones musicales y, especialmente, la presencia de la reina Letizia, prima del novio— permitieron confirmar a todas luces que el evento se postulaba a ‘boda del año’.

Y el día llegó. La pareja se da el ‘sí, quiero’ en un emplazamiento singular y con una serie de peculiaridades que convierten a los 350 invitados en testigos de una insólita exhibición de amor. El lugar escogido para dicho enlace es la exclusiva Finca Prados Moros, en la sierra de Guadarrama madrileña, y el oficiante de la ceremonia civil no será otro que Fran Perea, íntimo amigo de la pareja.

Invitados

Un auténtico convoy de coches llegaba al lugar donde los novios se juran este jueves eterno amor. La lista de invitados que han podido asistir reúne a toda una mezcla de personajes y deja, por otro lado, algunas ausencias notorias. Se encuentran, entre otros, los extriunfitos Luis Cepeda y Alfred García, compañeros de edición de Ana Guerra; también Sofía Cristo y su pareja, la coreógrafa Sandra-Ly, con quien ha trabajado la cantante, y el Maestro Joao, amigo de la novia.

Las redes sociales han apuntado con nostalgia aquellos invitados que compartieron elenco de Los Serrano con Víctor Elías; muy especialmente Belén Rueda y Natalia Sánchez, Teté en la ficción, de quien se enamora Guille [Víctor Elías] dentro y fuera de la pantalla.

El enigma lo disipó Ana Guerra horas antes del enlace en una entrevista a Semana. “La Reina no podrá asistir, pero sería un placer tomar, en cuánto pueda, un café con ella”, dijo. Quien tampoco ha acudido es Aitana, una de las mejores amigas de la novia durante su paso por Operación Triunfo. “Yo a ella la amo con mi corazón y nos queremos mucho. Quien tiene que saber por qué no voy es ella y ya lo sabe”, explicó la cantante catalana hace dos días.

Ocho padrinos y dos perros

Algunos detalles de la boda han trascendido en forma de curiosidad numérica o, casi anecdótica, que reflejan lo extravagante de este cuidado compromiso. Por ejemplo, el número de padrinos: la pareja ha contado con ocho; cuatro por parte de él, cuatro por parte de ella. También ha sido altamente comentada en redes la presencia de los dos perros de la pareja, Dumbo y Jack. Todo queda en casa.

También se ha resuelto uno de los enigmas más frecuentes de cualquier enlace: el vestido de la novia. Ana Guerra se ha ataviado con una pieza de la diseñadora Rosa Clará. “Esto es increíble. Pensad que esta marca es brutal y me han tratado con muchísimo cariño”, decía dos semanas antes del enlace. Todo ello viene a acumularse en una explosión de felicidad anticipada desde hace un año y dos días. La boda del año.

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