Adiós a Estados Unidos: el plan más navideño de Richard Gere en Madrid

Richard Gere está cerca de poder presumir de ser un madrileño más, después de que se mudase a la capital española con su mujer, Alejandra Silva, de ascendencia gallega, y los dos hijos del matrimonio. Y es que el protagonista de Pretty Woman, tal como ha desvelado la periodista Beatriz Cortázar, pasó la tarde del día de Navidad disfrutando de una de las tradiciones más castizas.

Así, Gere se desplazó hasta la madrileña plaza de San Ginés para disfrutar con su familia y también el hijo del anterior matrimonio de su esposa de una taza de chocolate caliente con churros. Eso sí, esta combinación no solo se consume durante las festividades navideñas, sino que se ha consolidado como una de las meriendas más representativas de la gastronomía española, especialmente en los días fríos del invierno.

Un ejemplo más de lo bien que se está adaptando el actor al país de su mujer y las costumbres de este, incluidas las culinarias, después de vivir estos últimos años en Estados Unidos.

Origen de la tradición

Aunque la tradición de comer chocolate con churros tiene una historia larga, su auge en España comenzó en el siglo XIX. Se dice que los churros, un tipo de masa frita originaria de China, llegaron al país a través de los comerciantes portugueses. Sin embargo, fue en la península ibérica donde se perfeccionó la receta, y en España se popularizó su consumo en las calles, especialmente en el desayuno o la merienda.

El chocolate espeso y caliente se ha utilizado desde siempre para acompañar los churros, uniendo la dulzura y la textura crujiente de los churros con la untuosidad y el sabor profundo del chocolate. El chocolate con churros empezó a ser especialmente popular entre las clases trabajadoras en el siglo XIX, ya que era una opción económica y energética para empezar el día.

Si bien el chocolate con churros es disfrutado a lo largo de todo el año, es en la Navidad donde se vive con mayor intensidad. En esta época del año, cuando las temperaturas bajan considerablemente, el chocolate caliente se convierte en una bebida reconfortante, ideal para compartir con amigos y familiares. Las cafeterías, churrerías y bares españoles se llenan de personas buscando un respiro ante el frío invierno, y muchos aprovechan la ocasión para reunirse y disfrutar de esta deliciosa tradición.

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