La especialista en estética Cristina Galmiche explica cómo recuperar la piel tras las vacaciones: “Solo así puede regenerarse”
Septiembre es el mes de los nuevos comienzos y de los buenos propósitos, entre ellos, retomar el cuidado facial. Tras el descanso, la piel también necesita un ‘reset’.


Terminan las vacaciones, vuelve la oficina, y con ella, las agendas llenas, las reuniones y la rutina. Mientras retomamos hábitos y horarios, hay algo que no podemos olvidar: nuestra piel también necesita reajustarse tras los excesos del verano. Sol, cloro, cambios de dieta y descanso irregular pueden dejar el rostro apagado, deshidratado y con impurezas.
Para Cristina Galmiche, facialista de referencia en España, el mejor punto de partida para una vuelta equilibrada es una piel limpia, oxigenada y sin saturación cosmética. “Después del verano, la piel necesita una limpieza real para volver a respirar. Solo así puede regenerarse y recuperar su textura y luminosidad”, explica Galmiche, con más de 38 años de experiencia cuidando todo tipo de pieles. “Una piel sana empieza con una piel limpia, por eso insisto tanto en limpiar, limpiar, limpiar”.
Septiembre ofrece la oportunidad perfecta para resetear la piel tras los excesos estivales. Exposición solar, deshidratación y partículas contaminantes alteran la función barrera y provocan desequilibrios visibles: poros dilatados, textura irregular, pérdida de luminosidad. Con su tratamiento de oxigenación artesanal actúa sobre estos signos desde su origen, restaurando el equilibrio del manto hidrolipídico, purificando los poros y preparando la piel para absorber los tratamientos posteriores con mayor eficacia.
En qué consiste la oxigenación facial artesanal
La oxigenación artesanal es una terapia de autor desarrollada por Cristina Galmiche que trata la piel desde su origen con una visión técnica, biocompatible y personalizada. El protocolo comienza con un diagnóstico profesional que determina las necesidades reales del tejido cutáneo. A partir de ahí, se realiza un desmaquillado y masaje preparatorio, seguido de un baño de vapor controlado para reblandecer las impurezas. La fase clave es la extracción minuciosa poro a poro, ejecutada con precisión y sin agresiones, a la que le sigue la aplicación de activos biocompatibles, elegidos según cada tipo de piel.
Este proceso permite sanear profundamente la piel, restaurar su pH y función barrera, reducir poros dilatados y preparar el rostro para recibir de forma más eficaz los tratamientos posteriores. Es, en definitiva, un tratamiento transversal que devuelve uniformidad, luminosidad e hidratación duradera, sin efectos rebote.
“Es imprescindible limpiar la piel para disminuir el tamaño del poro, ya que este se dilata por el exceso de grasa, por las células muertas y por la suciedad externa, en la que se incluyen tanto cosméticos, maquillaje como polvo externo y contaminación ambiental. El poro también se hace mayor cuando la piel está deshidratada, es como si quisiera absorber el agua del exterior y cuando se disminuye la producción de colágeno, como ocurre también con el paso del tiempo”, asegura Galmiche.
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Los granitos y unos poros sucios boicotean la salud de la piel, además de no ser estéticamente agradables. Al limpiar la piel, permitimos que los productos que apliquemos posteriormente sean más efectivos, no funcionará igual un cosmético encima de una capa de suciedad que directamente en la piel.
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