Emma Watson reflexiona sobre su infancia y cuenta por qué se fue de casa con diez años
La actriz concede una entrevista a ‘GQ’ donde cuenta cómo el éxito de ‘Harry Potter’ provocó que abandonara su casa muy pronto: “Sabía que era mi propia protectora”.
‘Harry Potter’ supuso un antes y un después en la vida de Emma Watson. La actriz, que interpretó a Hermione Granger en la popular saga de J.K Rowling, se convirtió en una auténtica estrella internacional cuando solo era una niña. Un éxito que modificó considerablemente su infancia y parte de su adolescencia, y que provocó que abandonara el hogar familiar con tan solo diez años.
Dos décadas después del estreno de la primera entrega de ‘Harry Potter’, Emma Watson concede una entrevista a la publicación ‘GQ UK’ donde reflexiona sobre su infancia y la experiencia de formar parte de una de las sagas cinematográficas más seguidas de los últimos tiempos. La actriz tuvo que aprender a cuidarse sola y lejos de sus padres. “Me fui de casa cuando tenía diez años. Estuvimos fuera dos meses y viajamos alrededor de Inglaterra; fuimos a Newcastle, Durham y Escocia. Por todas partes”, dice.
Según Emma Watson, la gran diferencia entre ella y otros de sus compañeros como Daniel Radcliffe o Rupert Grint, fue que la actriz no contaba con la compañía de su familia. “Creo que esa fue una diferencia clave. Yo no tenía a mis padres acompañándome, no tenía a ningún miembro de mi familia”, añade. “Mis padres trabajaban los dos y no quería hacer eso, lo cual respeto. Son muy ambiciosos con sus carreras y cómo están divorciados, si mi madre se ponía a viajar conmigo no podría haber cuidado de mi hermano pequeño. No era una posibilidad”, sostiene.
Vida en un hotel
“Yo era responsable de mi misma, y al ser responsable de mi misma, sabía que era mi propia protectora”, asegura Watson. La actriz también confiesa que el trío protagonista de la saga se vio en la obligación de mudarse a un hotel ya que el boom mediático generado por ‘Harry Potter’ impidió que pudieran hacer vida normal en sus casas. “Había prensa en nuestras casas. Fue un remolino de locura”, recuerda.