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El trastorno que padece el rey Felipe VI y afecta a sus manos
El monarca tiene el mal hábito de arrancar la piel que rodea las uñas, un trastorno que le lleva incluso a doblar y ocultar sus dedos.
El rey Felipe VI siempre cuida cada uno de los detalles que rodean todas sus apariciones en público, pero hay cosas que escapan a su control, especialmente si atendemos a sus manos. Y es que comienza a ser habitual ver cómo el monarca encoge sus dedos o incluso los oculta, todo porque cada vez pasan menos desapercibidas por las heridas que presentan. De hecho, hace unos días durante su visita a Barcelona pudimos ver las secuelas que tiene en sus dedos por culpa de un trastorno que padece.
Su aparición en la inauguración de la Feria Integrated Systems Europe 2023 y el IOT Solutions World Congress no dejó a nadie indiferente, y es que Felipe VI presentaba múltiples heridas en la piel que rodea las uñas. Desde el portal Look apuntaron a que rey padece una onicofagia, un trastorno que consiste en comerse las uñas de manera compulsiva y que aumenta considerablemente en épocas de estrés, tensión y ansiedad. Sin embargo, el trastorno que sufre Felipe se acerca más a la dermatofagia, que consiste en morderse la piel, especialmente la que rodea las uñas, los nudillos o incluso los codos, dependiendo de la persona que padezca dicho trastorno. Así, no es nada extraño ver al rey con tiritas en los dedos o agarrándose las manos de modo que no se vean las zonas rojas y las heridas que él mismo se provoca.
Este trastorno comienza habitualmente en la infancia y puede provocar un sinfín de lesiones más allá de los dedos, desde problemas en los dientes, deformaciones en las cutículas y las uñas, formación de verrugas, aparición de hongos, infecciones o la elevación de los bordes del dedo, especialmente esta última cuando dermatofagia y onicofagia se dan a la vez, algo muy frecuente.
¿Cómo se curan la dermatofagia y la onicofagia?
Las personas que padecen estos trastornos suelen hacer breves ‘descansos’ cuando se provocan una herida profunda y sangrante, pero en cuanto la piel vuelve a la normalidad, rápidamente retoman el hábito. Por eso, para superar este trastorno, especialmente en sus casos más graves, es necesario acudir a un especialista que encuentre el origen del problema y pueda dar al paciente una serie de pautas para superarlo.