El tenso encuentro en el que Paris Jackson ignora repetidamente a Ester Expósito

Dijo Javier Marías que si tenía un primer párrafo, tenía una novela. Quizá herencia del miedo romántico al folio el blanco, la ausencia de palabras en un lugar en el que se pretenden infunda al ser humano una incomodidad irracional que provoca gestos disparatados con el objetivo de lo que coloquialmente se conoce como ‘romper el hielo’. Dicha secuencia se reprodujo, paso por paso, en el incómodo encuentro entre Paris, la hija de Michael Jackson, y Ester Expósito, en el último desfile de Desigual en la playa de la Barceloneta de la ciudad condal.

Ocurrió que la actriz española trató de entablar conversación, por mínimo comentario que fuera, con la hija del ‘rey del pop’, pero el resultado fue un rechazo tan discreto que casi podría decirse elegante: Paris, que saludó inicialmente a la intérprete de Élite, clavó su mirada en el horizonte y se limitó a no responder a los intentos de acercamiento de Expósito; por mucho que intentase una cruzar la mirada, la otra esquivaba la tentativa impasible como una estatua.

Los comentarios en redes sociales han sido un torbellino de humor e hirientes conclusiones que tachan la actitud de Paris de soberbia y, al mismo tiempo, celebran que sea Ester Expósito la que sufra dicho comportamiento. “Dirán lo que quieran, pero Paris Jackson, la hija de Michael, solo le dio una ‘sopa de su propio chocolate’ a Ester Expósito ignorándola durante un evento de moda. Lección para la española, que dicho sea de paso, es un hígado. ¡Se encontró con la horma del zapato!”, dice un usuario, reuniendo el pensamiento general del segundo bando de internautas y ante un primer grupo que considera que, por el contrario, no es más que una falta de respeto.

Las declaraciones sobre Miguel Bernardeau

Fue noticia en dicho evento las declaraciones de la propia Ester Expósito al ser preguntada por el supuesto romance que mantiene con Miguel Bernardeau, que, si bien no resultaron una confesión en sí misma, sí han sido interpretados como una afirmación desde la complicidad. “¿Yo cuando os he contestado a estas cosas? No os voy a contestar. Pero estoy muy bien, muy contenta”, decía, torciendo la cabeza y con una sonrisa imborrable.

No pasó desapercibida esa alegría repentina para los periodistas. “Hay luz en mis ojos. Sí, yo creo que sí”, expresaba, añadiendo después que, efectivamente, está enamorada. “De la vida”, pero enamorada. Todavía quedan capítulos por escribirse en esta dirección; quizá sea por la existencia de un primer párrafo. En cuanto a Paris, la novela está en el aire, diría Marías.

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