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El relato más desgarrador de Fayna Bethencourt
La canaria publica en YouTube un durísimo video donde se abre en canal para confesar el auténtico infierno que vivió con Carlos Navarro ‘El Yoyas’.
“Mi nombre es Fayna Bethencourt. Estoy aquí porque mucha gente no sabe quién soy. Estoy sentada aquí porque mi torturador, que lo fue durante 16 años, con los que compartí mi vida, está en la calle”, así comienza la exconcursante de ‘Gran Hermano’ su relato más duro. Lo hace en YouTube, en su propio canal, mientras Carlos Navarro ‘El Yoyas’ continúa prófugo de la justicia. “Es un prófugo condenado y ahora mismo no está donde debería estar”, añade ella.
La canaria echa la vista atrás para narrar algunos de los detalles más desconocidos del auténtico infierno que vivió con su expareja. “Todo empieza en ‘Gran Hermano’. Ahí conozco a esta persona. Nuestra relación empezó de una forma alto tormentosa”, dice sobre su paso por el reality de Telecinco en el año 2001 donde Carlos Navarro terminó expulsado por la organización por mal comportamiento precisamente con ella. “Pese a ese carácter, en la intimidad podía ser la persona más encantadora del mundo. Me enamoré. Durante aquel tiempo todo fue maravilloso”, recuerda.
“No me di cuenta en aquel entonces, ni siquiera cuando ese verano caluroso en Madrid dije algo y me apretó tanto la mano que se me saltaron las lágrimas. Esa fue la primera vez que me hizo daño físicamente, el daño psicológico ya había empezado y no me había dado cuenta”, se lamenta Fayna.
Las primeras agresiones
“Siempre te recuerda que eres tú quién lo enfada. Pasan los años y me acostumbro a dejar de decir ciertas cosas, dejar de hablar con mucha gente. Si dejo de comportarme de cierta manera, mi torturador va a dejar de serlo, va a dejar de enfadarse conmigo”, sigue relatando. La canaria, sin poder contener las lágrimas, cuenta cómo Carlos Navarro solía apretarle “la rodilla a la altura de la articulación” para hacerle daño. Incluso llegó a darle un cabezazo en la espalda delante de sus hijos: “Empujones, pisotones, patadas, golpes… Los golpes no son lo peor sino el miedo que pasas mientras te está agrediendo y piensas que no va a parar”.
“Él siempre me decía: ‘Nena, dentro de mí hay un monstruo y la única que puedes pararlo eres tú’. El miedo era constante. Intentas cambiar tu actitud, pero siempre se acaba enfadando y tú tenías la culpa”, expresa Fayna Bethencourt. “Sentí vergüenza por haber sido víctima de mi torturador, pero ya no”, termina diciendo con la esperanza de que su terrible vivencia y su testimonio puedan servir de ayuda a otras mujeres que puedan estar atravesando por una situación similar.