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El regalo antirresaca de Tamara Falcó e Íñigo Onieva a los invitados de la boda

El flamante matrimonio agasajó a los alrededor de 400 invitados de su boda con pastillas antirresaca y un pastel de chocolate antes de irse del complejo.

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Tamara Falcó e Íñigo Onieva salen del Hotel Ritz donde han celebrado el Brunch post-boda con amigos y familiares, a 09 de Julio de 2023 en Madrid (España).
09 JULIO 2023;PIXELADA
Francisco Guerra / Europa Press
09/07/2023

El regalo que los novios hacen a los invitados de una boda puede decir mucho del evento que se le espera. Últimamente están de moda las pulseras, donar el dinero, zapatillas para que la gente pueda bailar cómoda o algún tipo de licor serigrafiado con la fecha del enlace. Aunque, como no podía ser de otra manera, la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva pasó por alto todos los regalos típicos y fue un paso más allá.

Según ha contado la periodista Leticia Requejo en El Programa de Ana Rosa, el flamante matrimonio, en toda una declaración de intenciones sobre lo que estaba por venir, les regaló a los invitados una dosis de pastillas antirresaca. “Los invitados empezaban la cena, llegaban a su sitio y se encontraban con una pastilla”, ha contado.

“Fue una colaboración. La empresa se puso en contacto con Íñigo porque sé que él se puso muy contento con el resultado de esta pastilla en la boda de Isabelle Junot”, ha agregado Requejo. “Entonces dijo, qué mejor que para salvarle la resaca a mis amigos y a la familia que ponerles este regalito”, ha insistido.

Por si ese primer detalle no era suficiente, los novios todavía tenían un plan B para intentar ayudar a sus invitados -aunque esta vez a posteriori- a paliar los efectos de la bebida. Por ello, al recoger el teléfono móvil en el puesto donde se lo habían sustraído antes de entrar al enlace, les regalaban una bolsa con un pastel de chocolate.

Un nuevo hogar

Una vez casados, Tamara e Íñigo se irán a vivir juntos a un ático que la aristócrata compró en la zona de Puerta de Hierro. Al ser marido y mujer, el empresario dejará su piso de alquiler en el centro de Madrid, mientras que la aristócrata se irá de la casa familiar en la que convivía con su madre. La nueva casa, a la que se mudarán allá por el mes de octubre, costó un millón y medio de euros y tiene 186 metros cuadrados.