El drama familiar de los Schillaci: el primo de ‘Toto’ que vive en la calle con su perro

El mundo del fútbol está de luto por la muerte de ‘Toto’ Schillaci a los 59 años tras batallar con un cáncer de colon durante la última etapa de su vida. Su estado de salud empezó a despertar preocupación cuando tuvo que ser ingresado en el Cívico de Palermo por un agravamiento de su enfermedad. El triste adiós de este icono del fútbol italiano ha sacado a la palestra el drama que atraviesa otro de sus familiares más cercanos. Se trata Maurizio Schillaci, primo hermano de ‘Toto’.

Su nombre saltó al foco gracias a su carrera como futbolista en clubes como Palermo, donde protagonizó su debut profesional con 17 años, Lazio, Messina o Juve Stabia, entre otros clubes transalpinos. Sin embargo, las lesiones dinamitaron por completo su carrera y también su vida debido a la adicción que empezó a experimentar con las drogas. Schillaci, que siempre negó esta grave dependencia, echó la culpa a los médicos por arruinar su carrera, según reconoció en una entrevista.

Nada más colgar las botas, Schillaci estuvo viviendo en las calles de Palermo debido a su delicada situación económica originada por el elevado consumo de cocaína y heroína. Incluso, estuvo durmiendo en los interiores de un Fiat Panda, que le prestó un conocido. Parece ser que su vida no ha cambiado con el paso de los años, tal y como informa Corriere Dello Sport.

Su vida en la calle

El citado medio italiano señala que su estado de salud ha empeorado notablemente debido a un importante “cuadro de desnutrición”. Un grupo de voluntarios de la ciudad de Palermo está muy pendiente del cuidado del exfutbolista y de su perro, Ciccio. Ellos se encargan de facilitarte todo tipo de alimentos, primeras necesidades y prestaciones sanitarias, como pruebas o chequeos, para preservar su salud.

“Como sabéis, ayudamos a Maurizio Schillaci, el vagabundo con el perro de Piazza Verdi (teatro Massimo) Está realizando un curso de salud, pruebas, etc. y le ayudamos con el manejo de su perro. Maurizio se encuentra en un estado de desnutrición importante. Está cansado de comer alimentos comprados (bocadillos, pastas al horno, etc.). Me dijo que extraña los sabores de casa y no los de las delicatessen. Organizar turnos y cocinar un poquito entre todos, trayendo cosas caseras”.

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