DOCUMENTAL
El documental de Georgina dispara la popularidad de Jaca, Graus y los sitios que visitó
El éxito cosechado por ‘Soy Georgina’ en Netflix ha puesto su pueblo en el mapa a nivel mundial y muchos curiosos se hacen fotos donde estuvo la modelo.
El documental de Georgina Rodríguez se ha convertido en un éxito en buena parte del mundo desde su lanzamiento el pasado 27 de enero colándose en el top 10 durante semanas en más de una decena de países. Desde que comenzara el rodaje había levantado mucha expectación, y las cifras son realmente asombrosas y han cumplido con las expectativas. Al menos en Jaca, la ciudad en la que Georgina pasó su infancia y su adolescencia y a la que regresa para uno de los episodios del documental que todavía está disponible en Netflix.
La emisión de la producción en tantísimos países y el gran número de seguidores que tiene la joven en las redes sociales han conseguido poner a Jaca en el mapa a nivel internacional, una publicidad que el alcalde de la localidad define como “impagable”. Durante la grabación, Georgina visitó la catedral, algunas de las calles más destacadas del municipio, la Ciudadela, su antigua escuela de danza o el asador Biarritz, donde la gente ahora se hace fotos para presumir de que han estado en un lugar en el que estuvo Rodríguez. “La gente se hace fotos con el cartel”, expresó el propietario Francis Martín para el Heraldo de Aragón. “Mucha gente nos pregunta y los clientes se alegran de que haya venido una celebridad al restaurante”.
Y es que que Jaca “suene y aparezca en un programa que ven millones de personas en todo el mundo, aunque pueda ser algo anecdótico porque no aparece todo el rato, es una publicidad que si la tuviéramos que pagar sería impagable”, confiesa el alcalde Juan Manuel Ramón para el mismo medio. Un testimonio cuya línea siguió también Francisco Rubio, director de la Ciudadela, asegurando que esta “buena publicidad” va a ser algo “positivo a largo plazo”.
Graus y la basílica de la Virgen de la Peña, con más visitas
En su visita a la tierra en que creció, Georgina no perdió la oportunidad de pasear por la espectacular basílica de la Virgen de la Peña de Graus. Allí disfrutó de las majestuosas vistas y sin saberlo consiguió un considerable aumento de las visitas al templo. Según la prensa aragonesa, son muchos los curiosos que pasean junto a la arcada para hacerse la misma foto que se hizo la protagonista de ‘Soy Georgina’.
En la misma localidad, en la que trabajó durante un tiempo en un hotel, disfrutó de unos exquisitos embutidos cuya demanda también ha aumentado. Prueba de ello es el testimonio de Marta Balaguer, la responsable de la tienda en la que compró la modelo: “Un montón de gente nos está llamando desde el extranjero, en especial desde Centroamérica, pidiéndonos la secallona”, explica para el Diario del Alto Aragón. “En las tiendas físicas mucha gente acude a conocer la tienda donde Georgina compraba cuando vivía aquí (...). Se llevan sobre todo secallona, que es lo que a ella más le gustaba, pero también se ha notado el aumento de la venta de longaniza”.