David Bisbal: “Ahora tengo por primera vez una familia que me da fuerza y seguridad”
“Desde muy pequeñito me decían que cantaba bien, pero mi timidez no me dejó mostrar mi pasión por la música”, cuenta el cantante en la revista ‘Esquire’.
David Bisbal es el protagonista de la portada del mes de noviembre de la prestigiosa revista Esquire. El almeriense está de dulce: estrena documental, Bisbal (Movistar+) y lanza disco, Me siento vivo (Universal). En definitiva, es el hombre del momento, algo que de niño nunca llegó ni a soñar.
“Era muy tímido. Mi tía María, la hermana de mi padre, intentó animarme a que me presentara a concursos infantiles muchas veces, pero a mí me daba mucho miedo. Hasta Operación triunfo no vencí ese miedo. Allí aprendí a quitarme esa parte tan negativa en mi vida. Desde muy pequeñito me decían que cantaba bien, pero mi timidez no me dejó mostrar mi pasión por la música hasta que llegué a la madurez completa. En la orquesta hice mis cuatro años de preparación, mi universidad, y me sentí listo para resentarme a Operación triunfo.”, cuenta en una entrevista a la publicación.
Ese salto al vacío lo cuenta como su gran logro (“armarme de valentía, quitarme esas cadenas de timidez para probar suerte y ver si luchando fuerte podía conseguir mis sueños”). “Mientras trabajaba en la orquesta hacía prueba tras prueba para ver si alguien me daba una oportunidad. Entonces cogí un avión por primera vez en mi vida a Barcelona y al día siguiente me presenté al casting de Operación triunfo. Esa ha sido la mejor decisión, porque después de esa me atreví a tomar otras. La valentía es muy importante”.
Y cree que la razón de que lo escogiesen estaba en sus ganas. “Probablemente fuera el hombre con más ilusión de la Tierra en aquel momento. Llevaba cuatro años con la orquesta, en septiembre de aquel año habría cumplido 104 conciertos con ellos y nunca perdí la ilusión. Noemí Galera me dijo una vez que vio un chico que se moría de ganas de probar suerte y expresar lo que sentía a través de la música”.
No obstante, pese al éxito, confieso no haberse sentido feliz hasta ahora. “Yo pensaba que era una de esas personas que no iban a tener suerte, que quizás mi única relación iba a ser directamente con la música y con mi hija, que iba a ser un padre soltero. Pero de repente llega una persona madura, que tiene una manera de pensar idéntica a la tuya, y entonces encuentras la tranquilidad. Siempre he cantado, pero con la intranquilidad de no ser plenamente feliz en mi vida personal. Ahora tengo una familia por primera vez y eso te da una fuerza y una seguridad enormes. Y cuando eso es tan fuerte, solo quieres cuidarlos sobre todas las cosas. No cambiaría este momento por nada del mundo”.
Su etapa en OT
Bisbal ha recordado también en la entrevista su época en Operación Triunfo, de la que dice sentirse muy orgulloso. “Mira que lo pasé mal al principio, porque yo tenía un orden de trabajo en mi orquesta y cuando llegué allí prácticamente no había horario. Tenías que cantar con unos y con otros y evidentemente había que ser generoso y a la vez destacar en canciones corales. Las primeras canciones que canté con mi querido Àlex y Javián eran rápidas, y al dividir entre tres era muy difícil destacar. Pero aun así lo fui disfrutando cada vez más”, explica.
“La parte del jurado era la que más me costaba. Yo no quería ganar OT, solo quería que alguien me diera una oportunidad. Quería quedar, al menos, en la tercera posición, porque el premio era grabar un disco. Estoy muy agradecido al programa. Por eso siempre he hablado de OT allá donde he ido y he perdido la cuenta de a cuántas galas de diferentes ediciones he asistido. Nunca me ha molestado ser un ‘triunfito’”, agrega.
Eso sí, lo que vino después no fue todo rodado. “Con mucho trabajo. La gente no lo sabe, pero en los primeros diez años de mi carrera yo no compartí mucho tiempo con mi familia o mis amigos. Estaba continuamente viajando. Hay momentos que no recuerdo. Menos mal que están documentados, porque veo imágenes que no sé ni dónde son”, cuenta.
“Con el paso del tiempo mi trabajo ha aumentado. Lo que pasa es que ha llegado un momento en el que he desarrollado la capacidad de saber ordenarlo. Cuando fui padre me convertí en un auténtico friqui de la productividad y del tempo. Todo apuntado y bien organizado. A partir de ese momento, ha habido más ratos de disfrutar con el trabajo de ejecutivo que con la propia música”, agrega.
El futuro
Y tiene muy claro también cómo quiere que sea su futuro: “No me gustaría cantar por necesidad, sino porque realmente me gusta. Así que voy a luchar por que eso ocurra. Cuando llegue el momento de decidir, no quiero estar luchando todo el tiempo para que una canción entre en la radio o no. Espero poder seguir con lo que verdaderamente disfruto, que son mis conciertos. Por el momento, me siento en el mejor momento, de repertorio, vocalmente hablando, y no me preocupa el futuro. Pero lo que sí es cierto es que en el momento que vea que no puedo defender al cien por cien mis canciones tendré que decirlo. No quiero que otros me lo tengan que decir”.
La relación con su padre
En la entrevista también habla de su padre, quien sufre un importante deterioro cognitivo y ya no le reconoce. “Cuando me dieron la medalla como hijo predilecto de Almería este año, me dio mucha pena que no hubiera pasado solo unos años antes, para que él viera el cariño que la gente me está dando. Ahora ya lo tengo asumido, pero recuerdo perfectamente ese momento en el que llegué a casa y de repente se enfadó porque le di un abrazo a mi madre. No me conocía y para él era un hombre que le estaba dando un abrazo a su mujer, y se puso celoso”.
“Después dejó de conocer a los niños, a mi hermana, a mi hermano. Y a la única que conoce es a su amor, a Mari Ferre. También recuerda las canciones. Prácticamente no tiene voz, pero cuando le canto alguna canción se acuerda de la frase. Es como si se hubiese quedado en aquella época. Es difícil, muy difícil. No sé qué decir ni qué pensar. La vida te da momentos maravillosos y de pronto te hace poner los pies en el suelo y vivir situaciones para las que no estás preparado. Mi padre era muy especial, un gran atleta. Los padres de mis amigos no eran tan ágiles y yo lo consideraba un superhéroe. Y era muy bromista, todo el mundo le quería. Y digo era, porque ya no está presente como antes”.