Restaurantes

Cierran un restaurante en Madrid por vender carne de paloma como si fuera pato

El dueño del establecimiento, ubicado en el distrito de Usera, ha sido imputado por un supuesto delito contra la salud pública.

Cierran un restaurante en Madrid por vender carne de paloma como si fuera pato
Daniel Pérez G.
Nació en Madrid en 1998. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la UC3M. Entró en Diario AS como becario de Actualidad en 2020, aunque también ha pasado por las secciones de Directos y Más Deporte cubriendo algún evento de ajedrez. Desde agosto de 2022 escribe en Tikitakas.
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Un restaurante oriental ubicado en el distrito madrileño de Usera, Jin Gu, ha sido precintado por la Policía Municipal de la capital por vender carne de paloma como si fuera pato laqueado. El establecimiento, que también conservaba alimentos en mal estado, fue intervenido el pasado 25 de marzo aunque el vídeo no haya trascendido hasta esta semana.

El dueño del local ha sido imputado por un presunto delito contra la salud pública, además de otro contra la fauna y la flora. El establecimiento estaba ubicado en la calle Perpetua Díaz número 37 y en ningún momento había sospechas sobre una actividad que salió a la luz gracias a una inspección rutinaria.

La ausencia de limpieza y el olor a marisco podrido fue lo que llamó la atención de los agentes, además del elevado volumen de la música. Todo estaba lleno de basura, los extintores estaban a una altura inferior a la establecida y las salidas de emergencias estaban bloqueadas. Fue entonces cuando entraron en la cocina y a los aseos y descubrieron un almacén oculto detrás de una estantería corredera.

En el interior había ocho congeladores en mal estado con una tonelada de carne y pescado sin etiquetar a una temperatura que no estaba controlada. Había gallinas negras, tiras de carne colgadas en tendederos, trampas para ratas y palomas domésticas desplumadas que supuestamente iban a ser vendidas como pato laqueado. La hipótesis es que las mataban a patadas en la calle.

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También había gominolas con formas de patos, envases con aditivos y colorantes, bivalvos de todo tipo o productos prohibidos como pepinos de mar. En total, una tonelada de productos sin conservar adecuadamente. Además, la grasa escurría sobre cartones en el suelo sin ningún tipo de vigilancia ni seguridad alimentaria, como tampoco la tenían los utensilios de la cocina, repletos de grasa y suciedad.

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