Así fue la boda secreta de Raphael con Natalia Figueroa

El 14 de julio de 1972, el músico Raphael y Natalia Figueroa se dieron el ‘sí, quiero’ en la hermosa Venecia. Todo estaba preparado para ser una fiesta de postín sin que los medios de comunicación y casi quiera los invitados supieran dónde iban. Los novios, al más puro estilo siglo XXI, ocultaron a los asistentes el lugar y la fecha exacta donde se iba a celebrar una unión que todavía perdura 51 años después.

La boda apuntaba a ser el secreto mejor guardado, tal y como cuentan incluso las crónicas de la época. Sin embargo, los paparazzis fueron más listos y consiguieron encontrar la iglesia de San Zacarías en la que Raphael y Figueroa prometieron sus votos. Una vez descubrieron el percal, no les quedó más remedio que posar para la ocasión.

“Buscábamos un lugar fuera de España, que no estuviera muy lejos y que nos gustara mucho. Mis padres no supieron el lugar hasta la víspera”, explicó la periodista en declaraciones ahora recogidas por ‘El Confidencial’. La razón detrás de este secretismo residía en que los implicados no querían que su boda fuera “un espectáculo de masas”.

Sin embargo, pese a que su propósito inicial de evitar prensa no fuera conseguido, Figueroa se dio por satisfecha con el resultado. “Elegimos Venecia porque, además de ser una ciudad bellísima, queríamos evitar el tumulto, el jaleo y la histeria. Llegaron muy pocos invitados y conseguimos lo que queríamos: una ceremonia preciosa, seria y en calma”.

Un cura mexicano, arroz español y un menú de postín

Pese a que la sorpresa es la anécdota más recordada del enlace entre Figueroa y Raphael, no es el único detalle interesante que perdura con el paso de los años. El cura que ofició la boda fue José Zenobio, el sacerdote de una basílica de México y que se desplazó hasta Venecia a propósito para el evento. Además, el arroz con el que los invitados bendijeron a los novios fue llevado expresamente desde España.

El hotel Danieli acogió un banquete en el que estuvieron las familias y los amigos íntimos del flamante matrimonio. No hubo baile, pero sí un delicioso menú compuesto por platos como salmón ahumado, roast beef, vichyssoise y la clásica tarta nupcial.