MÚSICA
Así es Lismar, la artista de 19 años que ha grabado con Bizarrap la Session 60
La rapera dominicana empezó a componer durante la pandemia, descubriendo un curioso estilo urbano que mezcla hábilmente el rap y el drill.
“Si no existe me lo invento”, dice Lismar en su primera línea y a los seis segundos de empezar su Music Session con Bizarrap. Ocurre que el argentino, detrás de sus inseparables gafas oscuras, es un fiel seguidor de la máxima: ha enseñado al mundo toda una serie de artistas que, tras colaborar con él, redimensionaron su posición en el panorama hasta amoldarse a la clase mundial. Lismar, precisamente, ha sido la última.
Cuando Bizarrap escoge a un talento de millones de seguidores nadie pide explicaciones, pero las veces que elige a perfiles algo desconocidos para protagonizar sus temas principales las redes sociales desprenden un aroma de incomprensión que poco tarda en derivar a curiosidad y que termina, generalmente, por rozar la fascinación. No eran muchos los que sabían de Lismar por su corta edad —19 años— y carrera; tan solo un día después de publicarse la canción supera las tres millones de visualizaciones en YouTube.
Orígenes artísticos y estallido durante la pandemia
Su apodo artístico es un fragmento de su nombre al que han robado una letra. Patricia Lismary Fernández Soto es oriunda del barrio de Los Mina, Santo Domingo; fue allí, en las calles de República Dominicana, donde empezó a sentir siendo ella muy joven algo más que gusto, quizá pasión, por la música: quiso convertir la curiosidad en conocimiento y estudió guitarra, canto, baile, pintura y piano. La vena artística latía fuerte bajo su piel.
Cuando el mundo aprendió a la fuerza cómo se colocaban las mascarillas, en plena pandemia de Coronavirus, allá por 2020, empezó a componer sus primeras canciones y a jugar con la improvisación en torneos virtuales de freestyle. Tenía 16 años. No fue hasta 2022 cuando decidió publicarlas, haciendo de sus redes sociales el altavoz de su talento: eran los tiempos de A mi mamá, Se llenan, Biografía, Modo avión y Nota.
Algo había en lo que hacía, una suerte de fusión de rap y drill, una curiosa amalgama de estilos urbanos enmarcados en una misma carretera, un mismo género, que llamaba la atención. Tenía sólo 52.000 oyentes mensuales en Spotify, cifra más que respetable pero difícil para firmar que se tienen altas posibilidades de colaborar con Bizarrap, y su canción más escuchada, No me diga mah 2, apenas —ídem— sumaba 150.000 escuchas.
Pero llegó Bizarrap, que realizó uno de esos giros imprevistos que acostumbra a acometer en la elección de los artistas de sus sessions, y le dio la vuelta a la tortilla. Ahora el panorama saluda a Lismar, que continúa haciendo fácil lo difícil: “Si no existe, me lo invento”.
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