Redes sociales

Aparece la bufanda del Betis perdida en la final de la Copa del Rey

Un bético ha encontrado la bufanda de Jaime y rápidamente se ha puesto en contacto con su madre para hacérsela llegar. “No se cómo agradecérselo”, dice Aurora.

Facebook Aurora Lancha.

Buenas noticias para Aurora y toda la familia bética. Una vez más, las redes sociales han hecho su particular magia y la bufanda verdiblanca de Jaime, extraviada durante la final de la Copa del Rey en las inmediaciones del Benito Villamarín, ha aparecido. La madre del menor fallecido ha querido dar las gracias a las miles de personas que a través de Internet le han ayudado a encontrarla. “La verdad sea dicha, no me esperaba tanta solidaridad humana”, expresa.

La buena noticia ha llegado por medio de la propia madre de Jaime. “Ha aparecido la bufanda de mi niño. La había recogido un bético encantador, buena persona no, lo siguiente. Llevaba todo el día intentado localizarme, pero yo no estoy muy ducha en redes sociales y no lo había visto. No ha parado hasta poder contactar conmigo”, dice. “No sé como agradecérselo, la verdad”, añade. Aurora acompaña estas palabras con una fotografía donde posa sonriente junto al bético que le ha hecho entrega del objeto más preciado para la familia Lancha.

Ampliar

“Mil gracias a todos por vuestro apoyo, sin vosotros no hubiera conseguido mi sueño, algo que veía imposible y gracias a la bondad de tanta y tanta gente que os habéis volcado conmigo, ese sueño tiene un final feliz”, continúa escribiendo Aurora en su perfil de Facebook donde hace unos días lanzaba su petición para recuperar esa bufanda tan especial para ella. Y es que se trata del único recuerdo material que les queda del pequeño Jaime que con tan solo 14 años perdía la vida a causa de un cáncer.

Su particular reflexión

Tras recuperar la bufanda de su hijo, Aurora lanza una importante reflexión sobre el ser humano que muchos han aplaudido. “Esta experiencia me ha servido para seguir creyendo en las personas, para saber que seguimos siendo seres excepcionales, que somos capaces de parar el ritmo trepidante de nuestras vidas solo para ayudar al que lo necesita, aunque no lo conozcamos”, afirma. “Gracias de corazón. Un beso fuerte desde aquí y uno aún más grande desde el cielo”, concluye.