MÚSICA
Amaia desvela que sufre una extraña fobia: “Tengo un problema grande”
La cantante reveló en ‘Late Xou’ que es capaz de conocer a qué especie marina corresponde un ojo de pez, puesto que de pequeña se los comía, y que padece misofonía.
Operación Triunfo 2017 fue uno de los retornos más esperados de la televisión en el presente siglo. El formato volvía después de seis largos años y lo hacía por todo lo alto; de ahí surgieron caras que ahora, seis calendarios más tarde, son estrellas del panorama, tales como Aitana, Ana Guerra o Lola Índigo. Quien se llevó el trofeo final fue Amaia. Con el paso de las galas el telespectador pudo conocer cada vez más a la tímida navarra, que escaló del plató de Telecinco hasta el de Eurovisión en tiempo récord. Sin embargo, son muchas las partes de su vida que no salieron entonces a la luz y que, de vez en cuando, gotean en forma de curiosa información.
Dos de ellas han sido reveladas en Late Xou, el formato de entrevistas nocturno de La 2 conducido por Marc Giró. Allí acudió junto a Ana Morgade para presentar La Mesías, la nueva serie de Los Javis. El programa transcurría tranquilo cuando Giró planteó un juego aparentemente complicado. Consistía en adivinar qué especie marina había detrás del ojo de pez que se mostrase. Lo que no podía imaginar es que Amaia arrasaría en el reto.
Primera imagen. “Esto claramente es... Es una lubina”, respondió la cantante. Correcto. Segunda fotografía. “Esto es un rape”, resolvió a una velocidad sideral. “¿Estás segura?”, preguntó Giró, a lo que Amaia respondió tajante: “no hay ni un pez que no sea un rape que tenga este ojo”. Con el tercero, que fue un bacalao, tuvo más dudas; pero en el cuarto, que era un besugo, volvió a acertar. “Esto es paranormal total, ¿eres oculista?”, cuestionó Giró. En este caso, la réplica de Amaia estuvo a la misma altura mágica: tiene ese “don especial” porque de pequeña se comía los ojos de los pescados.
Misofonía: “Un problema grande”
No era la única peculiaridad que esa noche revelaría la cantante. Amaia confesó que padecía “desde siempre” una fobia conocida como misofonía. Esta alteración neurológica consiste, en resumidas cuentas, en la alta sensibilidad a sonidos concretos; no es un problema de oído, sino del sistema nervioso y de su forma de interpretar los sonidos.
“El sonido de masticar, el de una bolsa de plástico abriéndose al tren… No lo puedo soportar. Hace que me entre una rabia hacia la persona muy fuerte”, detalló la artista, que llegó a poner como un ejemplo radical una anécdota de su niñez. “Cuando fui a ver La bella y la bestia al cine llegué a salir de la sala porque estaba llorando por culpa de los sonidos de la gente. No podía ver la película por culpa de la tos, por ejemplo”, relató. Resumió aquel trastorno que siempre la ha acompañado en pocas palabras: “tengo un problema grande”.