El 'deporte extremo' que ha convertido a un hombre en millonario a base de comer
Joey Chestnut es una celebridad en EEUU por una cualidad de la que pocos pueden presumir: comer mucho en poco tiempo.
Una realidad lejana, muy lejana, a nuestra dieta mediterránea es la que acontece en EEUU incluso en los tiempos del coronavirus. Cuna de la comida rápida, y probablemente bien denominada basura, el país que vive en un show permanente es también el origen de lo que algunos han denominado como deporte extremo: el speed eating. O lo que es lo mismo, comer ingentes cantidades de lo que sea en un tiempo determinado.
Solo en ese país, donde se ha acuñado el manido término del sueño americano -un ideal que garantiza la oportunidad de prosperar y tener éxito en la vida- puede entenderse que Joey Chestnut haya conseguido amasar una fortuna de más de dos millones de euros haciendo algo que en el fondo no está al alcance de mucha gente: ser el mejor engullendo comida.
Para entender el éxito de este hombre hay que hablar, como no, del Día de la Independencia en EEUU y de una tradicional competición que se celebra ese día en Coney Island, The Nathan's Hot Dog Eating Contest, que explora los límites de la razón humana y que es retrasmitida en directo por ESPN. La premisa es sencilla, comer más perritos calientes que nadie en 10 minutos.
Y en eso, Joey Chestnut es inalcanzable ya que ha ganado la prueba 14 veces desde 2007. Solo en 2015 fue superado, presumiblemente en un mal día. Además, se da la circunstancia de que este mismo año logró batir su propio récord al comer 76 perritos calientes en el tiempo estipulado. O lo que es lo mismo, triturar uno cada 8 segundos.
¿Y cómo es posible que Chestnut haya logrado prosperar gracias a semejante ‘don’? Pues básicamente porque se dedica profesionalmente a una ‘disciplina’ que ha ganado un buen número de adeptos en EEUU y está plenamente asentada, como demuestra la existencia de programas como ‘Man vs. Food’ (en España, ‘Crónicas Carnívoras’) o el hecho de que exista la International Federation of Competitive Eating (MLE), cuyo ranking lidera evidentemente el amigo Joey Chestnut.
En 2005, este ingeniero iba escaso de dinero y su hermano lo inscribió en su primer concurso como consecuencia de la fama adquirida en las reuniones familiares. “¿Una estancia de hotel gratis en un casino y toda la langosta que pueda comer? Claro, lo intentaré", fue su respuesta, según recoge Joe Pompliano. El hecho de comer lo más rápido posible sobre un escenario con música a todo volumen y gente gritándote sedujo a Chestnut y, desde entonces, ha competido en más de 20 eventos cada año y tiene alguno de los récords mundiales más extraños que puedas imaginar:
- Huevos duros: 141 en 8 minutos.
- Donuts glaseados: 55 en 8 minutos.
- Sándwiches de cerdo desmenuzado: 45 en 10 minutos.
- Tacos de carne de res: 53 en 10 minutos
- Hamburguesas Krystals: 103 en 8 minutos
- Twinkies: 121 en 6 minutos.
- Alitas de pollo: 413 en 12 horas
- Big Mac: 32 en 38 minutos.
- Tamales: 102 en 12 minutos.
- Sándwiches de queso a la plancha: 47 en 10 minutos.
- Sándwiches de helado: 25,5 en 6 minutos.
- Rollos de pepperoni: 43 en 10 minutos.
A pesar de que nunca ganó más de $10,000 por cada una de sus victorias en el concurso de perritos calientes, Joey Chestnut ha acumulado un impresionante patrimonio neto de más de $2 millones porque compite en una serie de eventos de lo más variopinto cuyos premios oscilan entre los $1,000 y los $8,500. Y si alguien se pregunta si hay tanto mercado, la respuesta es sí: en EEUU hay más de 3,500 competiciones de speed eating al año.
Una estrella en EEUU
Con este panorama, desde sus inicios, Chestnut ha competido en cientos de concursos y se ha embolsado más de $600,000 en premios. Pero lo que es más importante, ha aprovechado su aumento de popularidad para sellar múltiples acuerdos de patrocinio. Según Celebrity Net Worth, Chestnut gana en la actualidad entre $250,000 y $500,000 al año por sus victorias y sus lucrativos acuerdos. Y por si fuera poco posee su propia línea de condimentos para hot dogs, hamburguesas, salchichas, alitas o sándwiches.
Lógicamente, todo lo que rodea a este tipo de eventos no es necesariamente un 'deporte' que deba ser glorificado (las consecuencias para la salud son obvias), pero el hecho de que Joey Chestnut haya acumulado un patrimonio neto de varios millones de dólares a lo largo de dos décadas de dominio, es ciertamente impresionante y una locura que solo puede ocurrir en Estados Unidos.