Las mejores playas del Algarve portugués en 2021: ¿cuáles son las más bonitas?
A lo largo de unos 200 km, la costa del Algarve se divide en ensenadas, acantilados, grutas, playas rocosas y amplios arenales, y todos ellos bañados por aguas límpidas, cálidas y tranquilas.
Praia do Amado (Aljezur)
La Praia do Amado es amplia y se extiende a lo largo de tres valles. Al norte dominan los tonos cálidos, rojos y ocres, de los acantilados. Al sur, el tono grisáceo de la pizarra vuelve a dominar el paisaje. La Praia do Amado es famosa por sus olas, versátiles y diversificadas, lo que justifica la presencia constante de escuelas de surf en el lugar, siendo también frecuente aquí la realización de pruebas nacionales e internacionales de esta modalidad. A pesar de ser una playa muy frecuentada, siempre se pueden encontrar lugares tranquilos, basta pasear un poco por el arenal.
Praia da Arrifana (Aljezur)
Esta playa nace en una bonita ensenada en forma de concha, resguardada del frío viento y las olas del norte, junto a un núcleo pesquero. El arenal es extenso —más de 700 metros—, pero estrecho, y se encuentra bordeado de imponentes acantilados negros tallados en pizarra. Mirando hacia el sur, sobresale en el paisaje una roca oscura y estrecha que emerge del mar. Se trata de Pedra da Agulha, todo un icono de la costa vicentina.
Praia do Beliche (Vila do Bispo)
Esta playa está resguardada de los vientos dominantes, y se encuentra en la amplia ensenada definida por la punta de Sagres y el cabo de San Vicente. La playa parece haber sido excavada en los acantilados altos y de colores cálidos, y para llegar al arenal es preciso descender una inmensa escalinata de piedra.
Bordeira (Aljezur)
En Bordeira el negro del esquisto se interrumpe para dar lugar a una escarpa de naturaleza calcárea, de colores claros y cálidos. En la playa, los extensos campos de dunas avanzan por el interior hasta la población de Carrapateira y delimitan la rivera de Bordeira, que forma ocasionalmente una laguna de aguas templadas cerca de la desembocadura y donde aún es posible avistar nutrias.
Praia do Canavial (Lagos)
Se trata de un arenal estrecho que se encuentra justo al este de Porto de Mós, encajado entre acantilados, aislado y tranquilo. El nombre de la playa deriva del denso cañaveral que se extiende en torno a una línea de agua torrencial que corre en cascada por el acantilado en época de lluvias. A la playa se llega a través de un camino que transcurre sobre el acantilado, y en el cual la rica vegetación del berrocal algarvío ocupa poco a poco antiguos huertos de higueras.
Praia da Cordoama (Vila do Bispo)
Esta es una playa amplia, con un arenal que se pierde de vista. La visión de los acantilados en sucesivos recortes, cada vez más nebulosos, es deslumbrante. A lo largo de la playa, y a pesar de que es frecuentada por escuelas de surf y bodyboard, siempre es posible encontrar algo de tranquilidad. Los acantilados son altos —alcanzan más de cien metros de altura—, y en esta playa hay un peñasco que hace las veces de mirador natural y desde el cual se suelen realizar saltos de parapente.
Praia dos Estudiantes (Lagos)
Los acantilados se rebajan un poco en esta playa y se encuentran revestidos de carrizos que denuncian la existencia de regueros de agua dulce. Las plantas típicas de las escarpas también abundan, sobre todo el caramillo, la orgaza y la sosa prima, especies adaptadas al salitre y que también crecen en los suelos salinos de los pantanos. El arenal se encuentra al abrigo de formaciones rocosas que se prolongan mar adentro, proporcionando baños tranquilos.
Praia da Marinha (Lagoa)
Una extensa pero suave escalera nos permite acceder a una pequeña ensenada. A medida que avanza hasta la línea del acantilado, el visitante se topa con un arenal que se extiende hacia el oeste. Acantilados calizos de tonos calientes, muy fracturados y con fisuras, rodean la playa y exhiben una notable diversidad de curiosos modelados rocosos: arcos, grutas, peñascos y simas.
Praia do Amado (Portimão)
La Praia do Amado se sitúa entre Careanos y Três Castelos, enmarcada por los acantilados típicos de esta zona de costa, en los que se van alternando los tonos, entre los rojos-vivos y los ocres, así como diferentes modelados y relieves rocosos, siempre fantasiosos. El acceso al arenal se realiza a través de una empinada escalera que desciende por el acantilado, rodeada por una densa vegetación adaptada a ambientes salinos: barrilla, orgaza, aliso marítimo y asterisco.
