Djokovic, 10 veces finalista, reta a Alcaraz: “Quiero el trofeo en mis manos”
El serbio elimina en tres sets al italiano Musetti y vuelve al partido por el título por sexto año consecutivo. Le espera de nuevo el murciano.
Novak Djokovic se lesionó la rodilla derecha el pasado 5 de junio en Roland Garros. Dos días después, pasó por el quirófano. Y este viernes, transcurrido poco más de un mes desde aquella intervención, el serbio se clasificó para la final de Wimbledon con una victoria apabullante, entre sets, contra Lorenzo Musetti: 6-4, 7-6 (1) y 6-4 en 2h48. Es la décima vez que alcanza el partido por el título en el torneo británico (dos menos que Roger Federer), la sexta de manera consecutiva. El domingo se enfrentará otra vez, como en 2013, a Carlos Alcaraz, en busca de revancha.
Djokovic no pierde un partido de semifinales en el All England Club desde 2012, cuando cayó ante el Federer. En el evento tenístico que más ilusión le hace, acumula, con esta última, 97 victorias, lo que le deja solo en la cuarta plaza de la lista absoluta por detrás de Martina Navratilova (120), Federer (105) y Serena Williams (98), y por delante de Chris Evert (96) y Billie Jean King (95). Entre todos los Grand Slams acumula la cifra récord de 375 para un total de 37 finales.
Difícil de explicar
Número estratosféricos que explican por qué el balcánico es capaz de hacer lo que hace. De estar metido en un quirófano y salir de él con muletas, a tener la oportunidad de ganar su 25º major. Increíble. Ni siquiera la maldición de sus recientes duelos contra rivales italianos (había perdido cinco de los nueve últimos) pudo con un Djokovic que había tenido la fortuna de poder descansar durante dos días, porque el miércoles no tuvo que jugar su partido de cuartos gracias a la renuncia de un lesionado Alex de Miñaur.
Eso lo pagó Musetti, que sabía lo que era ganar al de Belgrado (lo hizo el año pasado en Montecarlo), pero también había sufrido el castigo del número dos del mundo, que conservará esa plaza gracias a u triunfo, sexto que logra ante el de Carrara, el más fácil hasta ahora en Slams. Djokovic, que subió mucho a la red, sumó cuatro quiebres: dos para evitar la remontada de Lorenzo en el primer set, otro para igualar el que le había endosado su rival en el segundo y uno más el tercero para ganar.
Ahora, Novak avisa: “Wimbledon siempre fue mi sueño de infancia. Ganarlo y jugarlo. Cuando tenía siete años, en Serbia, viendo las bombas volar sobre mi cabeza, soñaba con estar en la pista más importante de del mundo, la Central de Wimbledon. Construía el trofeo con el material que tenía en la habitación, me miraba al espejo y decía, ‘un día seré campeón’. La visualización era fuerte. Yo no era suficiente para conseguirlo, así que tuve un apoyo tremendo de mi familia. Mi mujer lleva muchos años conmigo, ahora mis hijos... Ha sido un viaje increíble. Estoy muy feliz de haber llegado a otra final, pero no voy a parar y, obviamente, quiero tener el trofeo en mis manos el domingo”.
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