Alcaraz derriba otra puerta: a cuartos de Wimbledon
El español de 20 años gana al italiano Berrettini y supera su mejor resultado en el Grand Slam británico. El miércoles se enfrentará al danés Rune.
La evolución de Carlos Alcaraz en el tenis vivió este lunes un capítulo importante, el de la primera clasificación del español de 20 años para los cuartos de final de Wimbledon. Ya solo le queda llegar a esas alturas o más en el Open de Australia (su tope es la tercera ronda). Quizá lo hubiera conseguido en enero de haber podido jugar allí, pero se perdió la cita por lesión. Fue campeón del US Open en 2022 y hace unas semanas, semifinalista en Roland Garros. La victoria ante Matteo Berrettini por 3-6, 6-3, 6-3 y 6-3 en 3h04 le pone a dos pasos de su segunda final en un major y solo ha competido, con este, en diez. Su siguiente rival, el miércoles, será Holger Rune, danés, coetáneo suyo, que sudó mucho para deshacerse del búlgaro Grigor Dimitrov (3-6, 7-6 (6), 7-6 (4) y 6-3 en 3h20).
Este logro pone a Alcaraz en los libros de historia del tenis español, como el 13º que llega a la antepenúltima ronda en el All England Club y el 12º que alcanza esa cota cinco o más veces en Slams, un hito que internacionalmente le sitúa en la lista de ocho jugadores que lo han conseguido en la Era Open antes de los 21 años. “Estoy con hambre de más. Esto es algo que quería, el año pasado perdí en cuarta ronda y quería llegar a los cuartos de final. Ese era el primer objetivo. Ahora busco más. Mi sueño es jugar una final aquí y ganar el título. Espero conseguirlo este año. Pero, ahora mismo, está genial llegar a cuartos”, afirmó el titán de El Palmar.
Un inicio de partido algo frío le costó a Charly perder el primer set. Dispuso de tres puntos de quiebre que no convirtió y el primero que tuvo Berrettini, sí lo aprovechó. El italiano de 27 años y 38º del mundo, un ranking que no le corresponde por culpa de las lesiones, jugaba muy cómodo de fondo y armado con su potente servicio, aguantó el tipo. Alcaraz necesitaba moverle para provocar en él una fatiga lógica, dada su escasa actividad en lo que va de año (18 partidos). Se dio cuenta y lo hizo, activó el ‘limpiaparabrisas’ y al bueno de Matteo se le fueron fundiendo los plomos. Derrengado, trató de sobrevivir con el ataque como mejor defensa, pero el murciano fallaba poco (23 errores no forzados) y le superaba con frecuencia en las subidas, con pasantes, dejadas y globos.
Al aire libre y a cubierto
Así las cosas, Alcaraz marchó inexorablemente hacia el triunfo. Con cuatro breaks ante un rival que no había perdido ningún saque en tres partidos, obró la remontada para vencer por tercera vez en cuatro enfrentamientos a Berrettini y, de paso, vengarse de la derrota que este le infligió en Melbourne el curso pasado, en un duelo resuelto en cinco sets. Hasta ahora, en todos sus encuentros habían agotado los parciales. También en eso avanzó Carlitos al necesitar solo cuatro para ganar, después de que fuera preciso tapar la Central por falta de luz, como pedía a la desesperada su rival, sabedor de que sus opciones a cubierto aumentarían. Otra de las peculiaridades de Wimbledon, puesto que la suya es la única pista principal de los cuatro mejores cuya iluminación está colocada en el techo retráctil.
El caso es que al número uno del mundo le gusta, como dijo, el sonido de la bola en indoor, así que no fue un problema para él. A derechazo limpio sacó de la pista y del partido a Berrettini. “Sabía que iba a ser muy duro, él es un gran jugador y llegó a la final aquí. Estaba jugando muy bien. No es fácil remontar después de perder el primer set, pero sabía que iba a tener mis oportunidades. Tenía que seguir concentrado, es algo en lo que trabajo, en no perder la cabeza. Y creo que lo he hecho genial en esa parte. Estoy muy feliz por darle la vuelta a este gran partido”, sentenció Alcaraz. Que pase el siguiente.