Nunca es tarde para Alcaraz
El murciano gana a Cilic en un partido que acabó a las 02:23, hora de Nueva York, y repite cuartos. Se enfrentará el miércoles a Sinner.
Definitivamente, Nueva York tiene algo que enciende a Carlos Alcaraz. El chaval se lo pasa bomba compitiendo en la Gran Manzana y crea una atmósfera especial en sus partidos, aunque terminen a altas horas de la madrugada. Fue el caso del que disputó y ganó el murciano contra Marin Cilic, que empezó el lunes sobre las 22:30 y acabó el martes a las 02:23, hora de Este en Estados Unidos, 08:23 de la mañana en España, con un marcador de cinco sets: 6-4, 3-6, 6-4, 4-6 y 6-3 en 3h54. A tres minutos del récord de nocturnidad de tres encuentros que acabaron a las 02:26 en 1993 (Wilander-Pernfors), 2012 (Kolhschreiber-Isner) y 2014 (Nishikori-Raonic). Carlitos repite cuartos en el US Open y es el más joven, con 19 años, que lo consigue en el torneo desde Lew Hoad y Ken Rosewall, en 1952 y 1953, respectivamente, que lo hicieron aún con 18. También es el más precoz que alcanza esa ronda tres veces en Grand Slams (lo hizo también este año en Roland Garros) desde Michael Chang, que llegó en tres ocasiones en París con la misma edad que el español.
Con el mérito de superar, por tercera vez, a un oponente experto, especialista en encuentros resueltos en cinco mangas (su marca es 34-20, el cuarto que más en Era Open) y campeón del major estadounidense en 2014, Alcaraz, que se contuvo y aprovechó los 66 errores no forzados de Cilic, se enfrentará el miércoles Jannik Sinner, en una rivalidad joven que va para clásica y que vivirá su cuarto capítulo con 2-1 para el italiano, que también sufrió para vencer al bielorruso Ilya Ivashka (6-1, 5-7, 6-3, 4-6 y 6-3 en 3h48).
El primer set lo ganó Alcaraz, entre otras cosas, porque Cilic estuvo horroroso con el saque. El arbitraje electrónico le señaló dos faltas de pie y solo metió un 30% de primeros (8/27). Así le fue imposible impedir que el español dominará con el drive y convirtiera dos de sus opciones de quiebre con algún punto espectacular. Y eso que fue el balcánico el que se adelantó al romper el primer servicio de Carlitos para el 2-0.
Cilic mejoró en lo que mejor sabe hacer, sacar, después del 1-0 en contra que le endosó Alcaraz, que a partir de ahí no encontró la posición más adecuada para restar en condiciones. Se le escaparon un par de juegos con su servicio, uno de ellos en blanco, y no pudo recuperarse. Con el partido igualado, el tercer parcial se hizo muy anodino. Saques, errores… alguna perla suelta y poco más. “Calma y piensa”, le decía Juan Carlos Ferrero, su entrenador, al prodigio de El Palmar, que empezó a recibir los cañonazos de Cilic desde más atrás, casi pegado a la pared, y eso descolocó a su rival, que estuvo a punto de encajar un break en el 4-4. No pudo evitarlo en el 6-4, cuando le colocó un saque por abajo, algo muy raro en él, no le funcionó y Alcaraz calentó al público, un tanto adormilado por la hora y la falta de ritmo del encuentro, haciendo aspavientos con los brazos para que le animaran.
Demasiada táctica
El duelo era muy táctico, encorsetado en los planes de juego, poco vistoso en general. Lo iba sacando adelante Carlitos con mayor o menor sufrimiento, según fuera la intensidad de la presión de Cilic, un tenista que sabe jugar en la Arthur Ashe, acostumbrado a largas contiendas. Sin embargo, con la cercanía de un posible final, afloraron destellos asilados de calidad, también por parte del croata, que se sacó de encima un tiró a bocajarro de Alcaraz cerca de la red, que dejó al español tirado en el suelo y riéndose. Lo cierto es que siempre procura pasárselo bien. Poco después, Cilic, que lo pasó mal para sacar adelante sus turnos de servicio, estrelló una volea relativamente sencilla en la red. “Venga, convencido de tus golpes, ánimo”, le espetaba Ferrero al murciano, que desperdició un 15-40 para ponerse con 5-4 y saque.
Y lo pagó, porque Marin, que ya había tenido un 0-40 unos minutos antes, encontró otro con tres golpes maestros y esta vez sí lo aprovechó. Padeció mucho para cerrar el parcial, pero como Alcaraz no daba con la tecla para romperle en el cuarto set (0/7), vino un quinto. Con 33 años, 1,98 y un 51 de calzado, Cilic se movía como un lince. Y el partido se desató. Break para el balcánico, contrabreak y posterior quiebre del español (2/2), inspirado por las instrucciones de su técnico. “Amágale el kick, a la derecha”. Y pun, saquetón para el 5-2. Le quedaba finiquitar un triunfo de los que hacen crecer a un jugador y lo hizo. A las tantas, sí, aunque con una sonrisa de oreja a oreja. El cielo no se veía, porque el techo retráctil del Arthur Ashe estaba desplegado por culpa de la lluvia. Pero el chico, virtual número dos del mundo y con opciones de ser el uno, se arrodilló en la pista del estadio de tenis más grande del mundo y, de algún modo, lo tocó.