Alcaraz derriba a Tiafoe para jugar su primera final de Grand Slam
El murciano de 19 años vence a Tiafoe y es el más joven en llegar a la final de un major desde Nadal en Roland Garros 2005. Le espera Ruud en pugna por el número uno.
En el mismo escenario que le vio emerger hace un año en aquel inolvidable partido contra Stefanos Tsitsipas, el estadio Arthur Ashe, Carlos Alcaraz escribió un nuevo capítulo de la que promete ser una historia larga y exitosa. El murciano le ha cogido cariño a la pista y se tumba en ella cuando culmina grandes gestas. Arrancó hecho un flan en su segundo encuentro contra un combativo Frances Tiafoe, que lo había ganado en Barcelona el curso pasado, pero encontró la serenidad para hacerse con el control y triunfar majestuoso en cinco sets (la tercera vez esta semana) y 4h19. Seguro que recordará durante mucho tiempo el marcador (6-7 (6), 6-3, 6-1, 6-7 (5) y 6-3) que le lleva a la primera final de Grand Slam de su carrera con 19 años y cuatro meses. Es el más joven que logra semejante hito desde Rafa Nadal en Roland Garros 2005, que tenía 19 pelados cuando se proclamó campeón. El domingo (22:00, Eurosport), Carlitos podría serlo en el US Open. Le espera un discípulo de la Academia del balear, Casper Ruud, en pugna por el número uno del mundo, que será para el ganador.
Tras meterse en el bolsillo al público neoyorquino (más de espectáculo que de Copa Davis) pese a jugar ante un tenista del país anfitrión, también figurará Alcaraz como el segundo finalista más precoz del torneo en la Era Open (desde 1968), por detrás de Pete Sampras, que tenía 19 años y un mes cuando se llevó el título en 1990. Y es el 17º español que llega al partido por el trofeo en Slams, sexto que lo hace en el Abierto de los Estados Unidos. Tiafoe solo había perdido un set en sus cinco anteriores duelos, contra Nadal, el día en que apeó al ganador de 22 majors en octavos, aprovechando que este pensaba más en lo que le esperaba en casa que en jugar al tenis. Y venía de abrasar a Andrey Rublev en tres mangas. Sin embargo, en esta ocasión le faltó algo de calidad para contrarrestar el entusiasmo y la determinación del prodigio de El Palmar, que sumó su 10ª victoria en el US Open, 50ª de la temporada, más que nadie. Con ella se pone por delante de Nadal en la clasificación. Como mínimo, el lunes que viene será segundo, su mejor puesto. Rafa seguirá tercero.
A Alcaraz le costó mucho deshacerse de los nervios. Tardó más de un set en serenarse. Y eso que la suerte estuvo de su lado con al menos media docena de bolas que le entraron rozando la línea por fuera, incluido algún saque. Al chico le inquietaba la respuesta física de Tiafoe, que llegaba a todas las dejadas y se desenvolvía en modo zen, muy tranquilo y sin presión. La del público la tenía en contra Carlitos, pero no tanto como cabía esperar, porque pronto se ganó al respetable con un pasante que culminó una auténtica locura de punto, cuando más apretaba su rival en la primera manga, con 5-6 y 30-40 para llevársela. Lo haría finalmente para igualar el récord de desempates ganados de manera consecutiva en el torneo, compartido con Pete Sampras, que resolvió siete y no perdió ninguno en 2000.
Bajón, reacción y espectáculo
El gran problema del americano era que no acertaba con los primeros servicios, aunque le fue salvando el hecho de que Alcaraz no restara nada bien los segundos, sobre todo de revés. Y le faltó también algo más de valentía en sus oportunidades de break. Eso calmó al español, que liberó la tensión y se hizo con el segundo parcial gracias a una rotura para el 4-2 y saque. Desde el 30-40 que levantó para hacer el 6-3, ganó 11 puntos seguidos y encarriló el tercer set con dos quiebres ante un Tiafoe apático, deprimido y sin demasiado apoyo desde la grada. Más tranquilidad. “El segundo saque, cuando no lo veas claro, tira fuerte y al centro”, le decía Ferrero a su pupilo. Ajustes para mejorar y hacer que el partido decayera y se enfriara a su favor. Así jugó a placer un buen rato, con dominio total en los intercambios largos.
Cerrar la victoria ya fue otra cuestión. Un arranque de orgullo del LeBron James del tenis (por cómo celebra a veces las victorias, no por su grandeza), convirtió el final en un espectáculo, gracias a la sucesión de breaks, fruto de un creciente desorden. Pese a que la precisión de Alcaraz desde el segundo set fue notable, ya que había cometido 16 errores no forzados en el primero y la serie a partir de ahí fue seis, uno, nueve y cinco, quizá se confió cuando mandaba por 3-1 ante un oponente que parecía derrotado y no fue capaz de cortar su racha victoriosa en tie-breaks tras desperdiciar un punto de partido al resto. El récord de Sampras, se acuerdan, el que igualó Frances en la primera manga, lo batió con un 8-0. El inicio del quinto parcial fue un calco del que se vio en el cuarto, con quiebres y alternativas, hasta que se entregó Tiafoe, en un último juego maravilloso del resiliente ‘Toro Alcaraz’, que ya está donde se le esperaba, al borde de la gloria.
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