Ruud se toma la revancha y gana en Barcelona

Parece mentira que un tenista como Casper Ruud, sexto del mundo, con tres finales de Grand Slam a sus espaldas y finalista en Montecarlo nunca hubiera ganado un trofeo del calibre del Godó. El noruego de 25 años por fin tiene un ATP 500 tras derrotar en la final de Barcelona a Stefanos Tsitsipas (5-7, 3-6) en una hora y media de un partido que dominó casi desde el inicio. Ante un oponente cansado, desacertado y sin capacidad de respuesta, Ruud se hizo con el torneo sin ceder ni un solo set. Una dulce revancha de lo acontecido en Montecarlo, donde la final fue la misma pero el resultado el opuesto. Este es el primer título importante de la carrera de Ruud, pero no será el último.

Arrancó el partido con malas sensaciones para Ruud. Perdió el primer punto con una doble falta, nada dramático, pero cedió ya el servicio a la primera de cambio. Además, a Tsitsipas se le vio con más iniciativa, más agresivo, más consistente. Con el 2-0 amenazó con llevar el set por la vía rápida pero Ruud demostró que ni mucho menos estaba decidido. Juego en blanco castigando el revés del griego, que fue su talón de aquiles durante todo el encuentro. Siempre que buscó golpes ganadores de revés se fueron largos o a la red. Y ahí perdió muchos puntos.

Tuvo sin embargo Tsitsipas también una fortaleza: casi siempre que subió a la red resolvió de manera favorable a su interés. Solvente, convencido. Pero, como casi durante todo el torneo, también irregular. Perdió la ventaja en el sexto juego (3-3) ante la rápida derecha de Ruud y un excelente revés paralelo. Dispuso de dos bolas de break, aprovechó la segunda.

Con todo igualado ya se vio a un Ruud más confiado. Seguro de su saque, martirizó al griego insistiendo en su revés. Tsitsipas resistió como pudo, con un juego en blanco para el 5-5 cuando peor estaban las cosas, pero sucumbió en los dos siguientes. 7-5 para Ruud que aprovechó al primera de las dos bolas de set que tuvo.

La sensación que quedó sobre la pista, agravada en la segunda manga, es que a Tsitsipas se le agotó la gasolina. Llegaba cansado tras tener que remontar tanto en cuartos como en semis, mientras su rival se deshizo por la vía rápida de sus rivales anteriores. De hecho, Ruud, no cedió ni un solo set en todo el torneo. Y demostró por qué en la segunda manga. El primer juego lo ganó en blanco, el segundo lo perdió poniendo contra las cuerdas a Tsitsipas y venció con facilidad en el tercero (2-1). El cuarto fue el break definitivo, en blanco. Con 4-1 y un set por debajo a Tsitsipas se le agotaron las opciones. Tuvo algún punto bueno, ganó un juego más con su saque, pero se vio claramente inferior a su rival. Esta vez sí, Ruud le ganó levantando así el mayor título de su carrera.

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