Pouille: de la depresión al cuadro final de Roland Garros

Lucas Pouille se ha convertido este jueves en uno de los grandes héroes de Roland Garros pese a que aún no ha comenzado el cuadro final del torneo. El tenista francés de 29 años será uno de los 128 jugadores que disputen el torneo tras ganar al austriaco Jurij Rodionov en la tercera ronda de la previa por 1-6, 7-5 y 6-0.

Pouille, actual número 670 del mundo y que llegó a ser número 10 del mundo en 2018, logró disputar la previa gracias a una invitación del torneo y correspondió con un público francés entregado a él en la Pista 14 de Roland Garros, que además se puso en pie para aplaudir a Pouille tras esta victoria.

Una victoria que supone más que un pase al cuadro final para Pouille, ya que en los últimos meses el tenista francés ha pasado por unos meses muy difíciles a causa de una depresión que le hizo caer en el alcohol y que le llevó a dejar caer su retirada el pasado mes de octubre diciéndole a su mujer: “Me vas a ver jugar al tenis por última vez”.

Un episodio que el propio Pouille relataba así en una entrevista con L’Équipe: “Entré en una depresión después de Roland Garros 2022 que me llevó a dormir solo una hora por las noches y a beber solo. Estaba en el lado oscuro. Acabé durante dos semanas en una cama hiperbárica de un hospital de Niza para curarme más rápido de una fractura de costilla, y allí estaba rodeado de enfermos, moribundos, gente con cáncer terminal... Tenía mucho miedo, no podía pegar ojo, estaba hundido y con los ojos desorbitados. Tras una semana sin dormir, tiré mis raquetas a la basura y le dije a mi familia: ‘¿Os parece normal que con 28 años y siendo padre esté llorando por las noches en la habitación cada día que pierdo?’ En un momento llegué a pensar que iba a terminar en un manicomio”.

Sin embargo fue una foto de su hija lo que le hizo cambiar el chip y replantearse de nuevo su vida gracias al apoyo de su esposa Clémence, que en declaraciones a RMC Sports relataba así cómo logró que Pouille regresase al tenis. “Lloré cuando me dijo que quería dejar el tenis, se veía haciendo otra cosa pero yo quería que volviera a jugar, por él y por nuestra hija. Sabía que aún podía hacer algo. Logré que tras los entrenamientos con Pierre-Hugues Herbert me dijera ‘no será la última vez’. Así empezó esta nueva aventura y es increíble verle así”. Un Lucas Pouille quiere alejar de forma definitiva los fantasmas de la depresión para seguir divirtiendo en las pistas de tenis gracias a su mujer y a su hija.