Las personas que hicieron de Djokovic el más grande
El serbio se acordó tras ganar en Roland Garros su 23º título de Grand Slams de los dos entrenadores que le moldearon “como profesional y como persona”.
Después de vencer a Casper Ruud en la final de Roland Garros y sumar su 23º título de Grand Slam, que le pone al frente de la tabla histórica masculina, por delante de Rafa Nadal (22) y Roger Federer (21º), Novak Djokovic se emocionó al hablar sobre cómo había conseguido superar las adversidades y conformar el carácter que le ha llevado a ser indiscutiblemente el más grande todos los tiempos en cuanto a palmarés. Se acordó, en concreto, de dos personas fundamentales en su desarrollo.
“Mi educación fue probablemente diferente a la de la mayoría de los jugadores de mi generación. En los años 90, cuando tenía cuatro, cinco años, y tuvimos un par de guerras, Serbia estaba en una situación de embargo. No pude viajar a bastantes torneos juveniles. Así que fueron muchas adversidades y tiempos muy difíciles para todos en mi país. Mi familia tenía un presupuesto muy bajo. Pero, aun así, mis padres decidieron apoyarme en mi sueño, que era convertirme en tenista profesional y, con suerte, ganar Wimbledon y ser el número uno del mundo”, dijo el serbio, que sigue un poco sorprendido con los logros que ha cosechado. “Viniendo de un país que casi no tenía tradición tenística, fue extremadamente complicado, las posibilidades de que tuviera éxito eran muy escasas”.
Para Djokovic, el factor humano es la clave en ese éxito al que alude. “Tuve la suerte de encontrarme con algunas personas muy importantes que influyeron mi camino como deportista profesional y mi desarrollo como ser humano de una manera muy positiva”. Una de ellas fue Jelena Gencic (Belgrado, 1936), licenciada en Filosofía, periodista, tenista y entrenadora, entre otros, de Monica Seles, Goran Ivanisevic… y Djokovic. “Me gusta llamarla mi madre tenística. Falleció hace unos 10 años, pero fue una influencia increíblemente grande para mí, dentro y fuera de la cancha”, reveló Nole. “Ella fue una verdadera mentora. Y trabajó estrechamente con mis padres que, básicamente, le dieron espacio y permiso para pasar mucho tiempo conmigo, incluso cuando no estábamos entrenando en la pista. Solía ir a su casa e hicimos muchas cosas diferentes que fueron moldeando mi mente como ser humano, pero también como profesional, como un jugador joven que soñaba con convertirse en profesional”, explica el número uno del mundo.
Djokovic detalló cómo Gencic le enseñó conceptos tenísticos, pero también otros de diversa índole. “Yo tenía siete, ocho años, y ella me tenía viendo vídeos de los mejores jugadores, tanto hombres como mujeres. Quería que supiera exactamente por qué había que dar un cierto golpe en cierto momento en una superficie determinada, etcétera… desde una edad muy temprana. Así que me trababa con mucha madurez y pensaba que nunca es demasiado temprano para comenzar con este tipo de mentalidad y desarrollo. Luego me enseñó también la importancia de relajarme y escuchar música clásica, leer poesía, cantar, respirar conscientemente… Ella fue definitivamente una de las personas más impactantes que hubo en mi vida”.
La otra fue y aún es Nikola Pilic (Split, 83 años), exjugador, finalista en Roland Garros 1973 y entrenador en la academia que fundó en Hamburgo, por la que pasó Djokovic a los 12 años. “Fue mi padre tenístico, todavía lo es. Aún entrena varias horas al día en Croacia, tiene más de 80 años, es una de las personas más persistentes y apasionadas por el tenis que he conocido en mi vida”, aseveró el balcánico.
El sacrificio de sus padres
Lógicamente, Djokovic incluye a sus padres en el grupo de personas influyentes en su vida. “Tuve mucha suerte, debes tenerla en la vida, de encontrarme con esas dos personas que trabajaron juntas para moldearme como persona y como el jugador que soy, junto con mis padres, por supuesto. Mi madre es una roca. Es una mujer increíble que mantuvo unida a la familia en los momentos más difíciles. Mi padre es la fuerza impulsora de la familia, alguien que me inculcó un gran poder de creencia y de pensamiento positivo para lograr metas que están más allá de cualquiera que haya conocido. Él creía tanto… sin haber jugado nunca al tenis”, recordó Djokovic, para explicar por qué acabaron recurriendo a las dos figuras más importantes de su carrera. “Nadie jugaba al tenis en mi familia, así que tuvo que preguntar a personas que fueran expertas, que tuvieran conocimientos, para saber si tenía potencial, talento, si debía invertir dinero o no. Tuvimos la suerte de encontrarnos con estas dos personas al principio de mi carrera, que lo convencieron de que debía seguir adelante. Él y mi madre tuvieron que pasar por muchas dificultades, financieras, emocionales, para que yo esté aquí ahora. No me olvido de eso. De hecho, lo llevo en mi corazón y estaré eternamente agradecido”.