Medvedev se une al club de las tres semifinales

Daniil Medvedev es desde 2019 el jugador más constante del circuito, por detrás el Big Three y en las últimas temporadas, de Carlos Alcaraz. El ruso de 27 años y número tres del mundo ganó este miércoles a Hubert Hurkacz en cinco sets (7-6 (4), 2-6, 6-3, 5-7 y 6-4) y 3h59 de dura pugna para meterse en las semifinales del Open de Australia por tercera vez. Es el sexto jugador en activo que alcanza esa cifra. Serán las octavas de Grand Slam para él. Las anteriores que disputó en Melbourne, en 2021 y 2022, las ganó, aunque después cayó en la final, contra Novak Djokovic y Rafa Nadal, respectivamente. Ya es campeón de un major (US Open 2021) y ha jugado otras cuatro finales (las dos de Australia y dos más en Nueva York).

El viernes, a las 09:30, se enfrentará al ganador del último cuarto masculino, que enfrentará a Alcaraz y a Alexander Zverev. “Estoy destrozado. Tras el segundo set ya estaba cansado físicamente. Pensaba: ‘Pierdo, pierdo y me voy a casa’ Pero me rehice y no me creo haber cerrado el partido con ese punto”, dijo el moscovita, todo un personaje. “Hurkacz es un tenista complicado, su bola no baja. No le dije a Courier que cambiaría la táctica para este partido”, dijo en referencia al hecho de que ante el polaco de 27 años y 9º decidió restar bastante más delante de lo que suele. Así sorprendió a uno de los mejores sacadores del circuito, que colocó 16 aces, para un total de 61 golpes ganadores, pero también cometió 55 errores no forzados. Aun así, estuvo cerca de clasificarse para su segunda semifinal de un grande (estuvo en las de Wimbledon 2021), en un muy buen partido de tenis, con largos intercambios y algunos puntos espectaculares, pese a que se medían dos jugadores que sobrepasan los 190 centímetros de estatura.

Adaptación

“Pensé que tenía que cambiar cosas o si no me iba mañana para casa. Pero cambié mi mentalidad y ahora estoy aquí hablando contigo y el viernes jugaré las semifinales”, argumentó Medvedev, que terminó el partido lanzando besos a su entrenador, el circunspecto y paciente francés Gilles Cervara. “Es la primera vez que hago tras el partido. Amo a todo mi equipo”.

Daniil estaba contento y no era para menos, a pesar de esa relación, en ocasiones difícil, que tiene con el público casi en cada torneo. “Me encanta este torneo, aunque a veces no tenga buenos recuerdos, muchas gracias a todos por el apoyo”, cerró. Este año, tendrá una nueva oportunidad de intentar triunfar.

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