El cuerpo frena otra vez a Nadal
Un percance en la cadera deja sin opciones al español, que iba por detrás en el marcador contra el estadounidense McDonald cuando se lesionó.
La Rod Laver Arena, pista en la que Rafa Nadal protagonizó el año pasado una de las mayores gestas de la historia del deporte, cuando remontó dos sets ante Daniil Medvedev para ganar la final del Open de Australia, tornó en amargo escenario para el español este miércoles. Un percance en la zona de la cadera dejó sin opciones de triunfo al español ante Mackenzie McDonald, que iba por delante en el marcador cuando el vigente campeón se lesionó en la última parte del segundo set. En el octavo juego de ese parcial, Nadal sintió un pinchazo y se lo dijo a su equipo con gestos de dolor: “Pubis”. Fue atendido en los vestuarios, pero no podía sacar bien y correr, y sus muchos recursos no bastaron para impedir que el estadounidense de 27 años y 65º del mundo venciera por 6-4, 6-4 y 7-5 en 2h32. Seguramente, cualquier otro tenista se hubiera retirado antes.
En honor a la verdad, hasta ese accidente, McDonald había jugado de maravilla, con golpes planos durísimos y certeros, que se le atragantaron al balear, incapaz de desbordarlo y enfadado con la juez de silla, que ponía en marcha el reloj de saque demasiado rápido, a juicio de Nadal. Después de la lesión, el americano, que le quitaba tiempo con buenos restos, se limitó a sacar bien, reservar fuerzas jugando con menos intensidad y esperar su momento.
En esta ocasión no hubo remontada, como ocurrió el año pasado y en otras tres oportunidades con un 0-2 en el historial de Nadal, que cae antes de la tercera ronda por octava vez en su carrera. La última vez que le pasó, fue precisamente en Melbourne, en el mismo escenario, en su estreno ante otro español, Fernando Verdasco, el jugador con menor ranking (45º) que le había vencido allí hasta la fecha. Ese honor le cabe desde ahora a McDonald, que solo había podido ganar cuatro juegos en su único enfrentamiento anterior contra Nadal, en Roland Garros 2020.
La derrota dolorosa, física y mentalmente para el ganador de 22 Grand Slams, tiene algunas consecuencias negativas, más allá de la desgracia de una enésima lesión. Rafa baja al sexto puesto del ranking al perder 1.955 puntos, y podría caer aún más si alguno de los tenistas que viene por detrás avanzar en el torneo oceánico. Peligraría incluso su récord de semanas en el top-10 (904 semanas consecutivas). Queda a merced de Djokovic en la pelea por la supremacía en los Grand Slams. El serbio, que debutó de manera brillante el martes, puede igualar los 22 títulos del manacorí. Además, si la lesión es grave, puede perder más si no acude a Doha (20 al 26 de febrero) y a Dubai (27 de febrero al 4 de marzo), torneos en los que se ha inscrito, porque el curso pasado fue campeón en Acapulco, y defiende final en Indian Wells (8 al 19 de marzo).
Roland Garros
Aunque por encima de todo está la amargura de un nuevo contratiempo de su cuerpo, permanentemente castigado desde los albores de su brillante carrera de más de 20 años como profesional. Su mujer, Mery Perelló, no pudo evitar que las lágrimas se le escaparan cuando su marido tuvo que marcharse al vestuario para ser atendido. Las caras de sus padres y de todo el equipo en el box, incluido el doctor Cotorro, eran también un poema en ese momento duro. No obstante, en el punto de mira de la indomable voluntad de Rafa estará desde ya Roland Garros, donde ha triunfado 14 veces. En su ideario, por muy mal que le vaya, no cabe la rendición. Y mucho menos así.