Tensión en Montecarlo: “Os estáis volviendo ridículos...”

De Daniil Medvedev, autor de los episodios más tensos, a Holger Rune o Novak Djokovic. Esta semana, la tranquilidad no ha reinado en Montecarlo, escenario de múltiples discusiones entre jugadores y árbitros. En todos los casos, y sin el ojo de halcón como apoyo (a partir de 2025, con la eliminación de los jueces de línea, el sistema se instalará en todos los torneos, también en los de tierra batida), debido a errores a la hora de cantar bolas buenas o malas. “¡Está fuera! ¿Cómo os vais a disculpar? ¡Perdí un maldito juego! Os estáis volviendo ridículos con el ojo de halcón. ¡Deberíais hacerlo mejor! ¡Estáis ciegos! ¿Cómo puedo perder el juego si ha sido mala? ¡Ha sido mala! ¡Es mala! ¡Es increíble!”, le gritó Medvedev al juez Mohamed Lahyani en su partido contra Gael Monfils, el miércoles, después de que le dieran por buena una bola al francés que, en realidad, se había marchado por línea de fondo.

Sólo fue el principio. El día siguiente, y después de asegurar en rueda de prensa que estaba trabajando para “volverse menos loco en la pista”, Medvedev protagonizó el momento más complicado del torneo. Contra Karen Khachanov, tras encajar el break que terminaría llevándole a la derrota, Daniil tiró con fuerza su raqueta contra la pared, un gesto peligroso que le costó un punto de penalización. El detonante del enfado, de nuevo, fue una bola mal cantada. “¿Quién tomará medidas? Ayer, la pelota estaba fuera. Hoy, esta pelota vuelve a estar fuera. ¿Quién asumirá la responsabilidad? No es mi responsabilidad arbitrar los partidos. Es este tipo con gafas. No necesita gafas porque no ve nada. Es una situación de 15-30 y 5-5. ¿Por qué? Es el segundo día consecutivo. Abre tus ojos. ¡Abre tus malditos ojos! Haz algo. Está fuera”, exclamó en esta ocasión con el supervisor del torneo, Cédric Mourier, delante.

La escena, aunque sin llegar al extremo de lanzar la raqueta, también se vivió en el partido de cuartos de final entre Holger Rune y Jannik Sinner. El danés, que se vio perjudicado de nuevo por varios errores con bolas que se habían marchado fuera, recibió una advertencia por demorarse en el saque con 5-5 y 0-30 abajo en el segundo set. Tras ello, realizó varios gestos dedicados al público (simuló una boca hablando con las manos) que le costaron un warning por conducta antideportiva, algo que no entendió. Como consecuencia, se negó a continuar jugando hasta que el supervisor del torneo bajara a la pista para atenderle. “No les he insultado (al público). No entiendo por qué él (Damien Dumusois, el árbitro del partido) me castiga con un warning. Entiendo la advertencia por tardar en sacar, me la merecía, pero no entiendo la advertencia por conducta antideportiva. Sólo les estaba pidiendo que se callaran”, se justificó ante Mourier.

El caso de Rune, además, siguió más allá de las pistas. En sus redes sociales, y después de felicitar a Sinner por la victoria, el danés fue muy duro con la ATP, tanto por las decisiones no compartidas con el juez de silla como por el hecho de haber tenido que afrontar tres partidos en 38 horas (contra el italiano, jugó en el segundo turno después de terminar su partido de segunda ronda y de disputar el de octavos, ambos con tres sets, el día anterior). El detonante final fue un tuit en las redes sociales del circuito con el siguiente mensaje: “Que la fuerza esté contigo, Sinner”. “¿Qué significa esto, ATP? No es que me hayas dado las mejores condiciones, en primer lugar, teniendo que jugar dos partidos el día anterior, lo que casi no deja tiempo de recuperación. El juez de silla cometió errores cruciales y dio una advertencia incorrecta que alteró el juego. Que la fuerza te acompañe... Jesucristo”, respondió Holger.

Pese al mensaje que Rune dejó entre líneas, Sinner, sin embargo, tampoco se libró de los errores. En su siguiente partido, las semifinales contra Stefanos Tsitsipas, el italiano también fue perjudicado por una doble falta del griego que no se arbitró como tal y que hubiera supuesto un doble break a su favor. El transalpino, pese a perder, no fue tan duro en sus posteriores declaraciones. “Sé que podría haber parado, pero ese no es mi trabajo, es el del árbitro. Su posición era más favorable, pero hay que aceptarlo. Todos podemos cometer errores. Tsitsipas elevó su nivel, el momento cambió. Eso pasa”, dijo el transalpino. Djokovic, finalmente, ha sido otro de los jugadores que ha tenido sus más y sus menos con las decisiones arbitrales y el público. En su caso, sin embargo, lo canalizó de forma positiva: tras discutir con Lahyani por una bola que había visto fuera, hizo de director de orquesta para el público e inició su remontada contra Lorenzo Musetti.

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