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Tenis | Shanghái

Sin Alcaraz, la Armada responde: Davidovich también se supera

El malagueño gana a Matteo Arnaldi con solvencia y accede a la tercera ronda de Shanghái, en la que ya estaba Munar. Los dos rompen su techo en el torneo.

Sin Alcaraz, la Armada responde: Davidovich también se supera
WU HAO
Albert Sancho
Nació en Alcanar (Tarragona) en 1998. Licenciado en Periodismo y Ciencia Política. En AS desde 2020, es redactor en Más Deporte. Con vocación polideportiva, ha cubierto presencialmente desde la Titan Desert a los Juegos Olímpicos de París. En 2023, fue premiado por su atención sobre la información paralímpica. En 2024, por la Federación de Remo.
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Shanghái no es un buen destino para el tenis español. Desde que naciera el Masters 1.000, muy reciente (2009), ningún jugador nacional ha podido levantar el trofeo chino. Este año, Carlos Alcaraz se postulaba con fuerza para romper la sequía, pero renunció tras ganar en Tokio. Sin el número uno del mundo en liza, sin embargo, otros compatriotas están dando un paso al frente. Es el caso de Jaume Munar, que este viernes superó a Flavio Cobolli, y de Alejandro Davidovich, que este sábado prevaleció sobre Matteo Arnaldi (24 años y 71º del mundo) por 6-4 y 6-4 en 1h30. De italiano en italiano para romper techos. Ni el balear ni el malagueño habían alcanzado nunca la tercera ronda del torneo. Ahora, en ella, Foki se medirá con el ruso Daniil Medvedev (29 y 18º), que arrolló al checo Dalibor Svrcina (doble 6-1 en una hora).

En el caso de Davidovich, el registro tiene algo de trampa. Esta semana, Munar ya ha ganado dos partidos. El del Rincón de la Victoria, en cambio, debutó contra Arnaldi. Como 18º cabeza de serie, estaba exento de la primera ronda. Su ranking (es 20º del mundo) deja claro el nivel al que ha jugado este año. Tras unas semanas dubitativas, parece que vuelve a recuperarlo. El español no encadena dos victorias seguidas desde Canadá, donde se retiró con problemas. El atracón de partidos que se había metido antes (venía de ser finalista en Washington) le había dejado tocado físicamente. Ahora, vuelve a desprender frescura.

Ya lo hizo en Pekín, donde arrolló a Ugo Carabelli en primera ronda (luego, cedió contra Medvedev), y lo repitió contra Arnaldi, un buen termómetro con el que tomarte la temperatura. El italiano, un jugador completo y que dominaba el cara a cara (ahora está 2-2), siempre planta cara. Y lo hizo hasta el final, hasta un último juego de los que, muchas veces, se le escapan a Davidovich. Para cerrar la victoria, el español tuvo que salvar dos bolas de break y necesitó tres puntos de partido. Lejos de los nervios que le suelen acompañar en estas situaciones, solucionó el embrollo con madurez y apretó el puño con seriedad. Este año, está dando ese paso al frente que tanto buscaba.

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La solidez no fue sólo cosa del último juego. A lo largo de todo el encuentro, Davidovich, con el revés paralelo como generador de ventajas, mantuvo un ritmo constante. Martillo pilón y juego equilibrado, con 21 ganadores y 22 errores no forzados (23 y 25 por parte de Arnaldi). Funcionó el saque (70% de primeros y 78% de puntos ganados con ellos), con el que salvó las dos bolas de break que tuvo que afrontar, y fue letal en la red, con 11/13 puntos ganados. Esta temporada, ya suma 37 triunfos, más que nunca, y parece haber recargado energías para encarar el tramo final.

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