Medvedev se mete también en la final de Miami

Daniil Medvedev no es el tenista del año, porque ese honor le corresponde ahora mismo a Carlos Alcaraz, que le arrolló hace dos domingos en el partido por el título de Indian Wells. Pero el ruso es sin duda uno de los grandes dominadores de esta temporada. Este viernes, el ruso alcanzó en el Miami Open su quinta final consecutiva en 2023 al vencer por 7-6 (5), 3-6 y 6-3 en 2h17 a su compatriota Karen Khachanov. El domingo (19:00) se enfrentará al propio Jannik Sinner, que pudo con el propio Alcaraz.

“Tengo que creer en mí mismo, soy capaz de ganar grandes títulos y ganar a cualquiera. Aunque Carlos está que arde, nadie puede ganar 100 partidos seguidos, puede que 40 o 45 como hizo Djokovic. Y en cualquier momento, alguien puede echar agua sobre ese fuego, puede ser Jannik hoy, yo el domingo u otro en el próximo torneo”, advirtió Medvedev, que había estado en finales de cinco de los seis Masters 1.000 (Indian Wells, Canadá, Cincinnati, Shanghái y París) y los dos Grand Slams (Open de Australia y US Open) que se juegan en pista dura. Le faltaba solo Miami y el moscovita aprovechó la inercia de su gran momento de forma para desquitarse.

“Pienso que llegué a seis finales en 2019, así que tengo un poco de margen. Es una locura, pero lo voy a intentar y estoy muy contento con mis resultados”, bromeó. Este curso ha sido campeón en Róterdam, Doha y Dubái, y finalista en Indian Wells y es líder en victorias (28). En esta categoría ha jugado ocho y la última que ganó fue en Toronto hace dos años. Estuvo en racha de 19 victorias consecutivas desde el 14 de febrero y ha ganado 23 de sus últimos 24 partidos.

Determinación

Con ese currículum no era fácil que su colega Khachanov pudiera con él, pero estuvo bastante cerca de conseguirlo en un encuentro muy igualado. El primer set, de hecho, pudo ser suyo tras anular con un contrabreak el quiebre que había sumado Medvedev el octavo juego. Sin embargo, Daniil se impuso en el desempate antes de iniciar al ralentí la segunda manga. Esa desconexión le costó cara, porque Karen igualó el partido. El Oso no había dicho su última palabra, y como si nada hubiera pasado, encaró el tercer parcial con una determinación que acabó con la resistencia de su rival. Prueba de ello fue el punto que cerró el partido, en el que el número cinco del mundo, de 27 años, no dio su brazo a torcer hasta que el 16º, de 26, falló después de responder a un globo magnífico con un willy. Khachanov, que había puesto fin a una racha de 23 derrotas seguidas ante top-10 al ganar en octavos a Tsitsipas (3º), tiene un récord pobre contra top-5 (3-24). Un dato significativo.