Sigue la revolución china: Bu, entrenador español y cita pendiente con Alcaraz
Bu Yunchaokete está siendo una de las revelaciones del año. El jugador asiático, en cuartos de final en Pekín, está dirigido por Ricardo Ojeda.
China está de moda en el mundo del tenis. En el circuito femenino, es así desde hace varios años, con Qinwen Zheng (7ª del mundo) como cabeza de cartel y seis jugadoras en el top-100. En el masculino, gracias a una importante inversión que empezó a inicios de los 2000, ahora se empiezan a recoger los frutos. El año pasado, asomó Yibing Wu, que logró el primer título ATP para su país en Dallas. Esta temporada, y con Wu desaparecido por problemas físicos, otros compatriotas han seguido la estela. Especialmente, en los últimos días. En su tierra, están siendo profetas. A sus 19 años, esta semana, Juncheng Shang (52º), el proyecto más interesante del tenis chino masculino, levantó su primer trofeo en Chengdú; casi al mismo tiempo, Zhizhen Zhang, ya asentado en el circuito (27 años), alcanzó la final en Hangzhou. Ahora, se está destapando Bu Yunchaokete.
Este domingo, Yunchaokete superó al italiano Lorenzo Musseti (22 años y 18º), al que también venció Shang en su final, para alcanzar los cuartos en el ATP 500 de Pekín, en el que avanza por el lado contrario al de Alcaraz. Con 22 años, es el resultado más importante en su incipiente carrera en el circuito, en el que ya alcanzó unos cuartos de final la semana pasada, en Hangzhou, donde le eliminó el propio Zhang. Antes, había vencido a Hugo Gaston, Karen Khachanov y Mikhail Kukushkin. Sus resultados en categoría Challenger ya le avalaban. Este año, es el jugador con más victorias ese tipo de torneos, con triunfos en Wuxi y Granby. Ahora, quiere asentarse en el siguiente nivel.
“Este paso me permite disfrutar del tenis mucho más, sin tanta presión. Estoy empezando a mostrar más mi nivel de juego. Me libera el hecho de no tener que pensar en la clasificación o en los objetivos específicos”, celebró Yunchaokete antes de empezar su camino en Pekín, donde ya nota el desgaste de unas semanas trepidantes. “Estoy un poco preocupada por mi salud y mi cuerpo. He notado algunos problemas esta semana. Un día antes del partido, cancelé mi entrenamiento con Zhang Zhizhen y otras sesiones de debido a algunos problemas físicos”, reveló en rueda de prensa después de su sorprendente victoria sobre Musetti, la más importante en su currículum.
Infancia en una ONG
Hasta esa élite a la que todavía se está adaptando, Yunchaokete, que es 83ª del mundo de forma virtual (el tercer chino en el top-100 junto a Shang y Zhang), ha llegado de la mano de un entrenador español, Ricardo Ojeda, del Puerto de Santa María (Cádiz), que se retiró en 2020 tras llegar a ser 171º del ranking. Con Ojeda, en los últimos meses, Bu ha mejorado notablemente su derecha, siendo un jugador mucho más agresivo. “Debido a la presión a la que me someten los rivales a este nivel, estaba dispuesto a intentarlo más, a ser más aventurero. En júnior, no tuve la oportunidad de encontrarme con jugadores agresivos. Ahora, necesito más imaginación, necesito el poder que me ayude a abrirme paso”, analizó ante los medios, señalando el físico como su principal aspecto a mejorar.
Ojeda, sin embargo, con el que empezó a trabajar hace dos años, cuando era 300º en el ranking, no es el único vínculo de Yunchaokete con España. En los últimos días, Juan Carlos Ferrero ha estado viendo algunos de los partidos del jugador chino, al que invitó a entrenar con Alcaraz, aunque la cita está pendiente. “Ferrero me pidió que entráramos, pero ese día no me sentía muy bien. Al día siguiente, no se dio cuenta de que mi partido empezaba a las 11:00 y me dijo de entrenar a las 12:00. En el vestuario, tuve conversaciones muy interesantes con Alcaraz. Me dijo que probablemente podríamos entrenar juntos en Shanghái en los próximos días”, reveló Bu, que nació en una familia de etnia mongola. Su padre murió cuando era un niño y, siguiendo las costumbres mongolas, en las que la familia paterna tiene mucho más peso, empezó a vivir con sus abuelos, que no sabían mandarín. Por ello, para que pudiera tener una mejor educación, creció en la ONG SOS Children’s Villages, en Urumqi. Desde entonces a formar parte de la revolución china en el tenis.
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