Medvedev captura su 17º título y pasa a Nadal en el ranking

“El hotel está fenomenal, la comida bien, hay muchas pistas de entrenamiento, tiene todo lo necesario. Me habían hablado bien del torneo y decidí probar”, dijo Daniil Medvedev en la previa de la final del lujoso ATP 250 de Doha, un evento en el que nunca había participado y le ha salido redondo hacerlo este año. El ruso se ha proclamado campeón al vencer por 6-4 y 6-4 en 1h47 a un fatigado Andy Murray, que había jugado 12 sets en cuatro encuentros y salvado ocho puntos de partido para poder pelear por el título. Dos veces ganador (2008 y 2009), se fue “triste” por la oportunidad perdida, pero “orgulloso” por el gran papel que hizo estos días.

Se lo llevó Medvedev con esa facilidad que tiene para hacer un tenis poco estético, pero muy sencillo y efectivo, que acaba cual rodillo imparable con la resistencia de sus rivales. “Estoy muy feliz porque no es fácil pasar de jugar nacho techo a hacerlo al aire libre. Tener un match-point aquí contrae Andy no era bueno (bomeó), así que estoy contento po no haberlo perdido”. El moscovita acumula ya 17 en su carrera y se sube al séptimo puesto del ranking en detrimento de Rafa Nadal, que ahora es séptimo, peligrosamente cerca de la barrera del top-10, de la que no sale desde 2005. Daniil está en racha de nueve victorias, tras ser campeón la semana pasada en Róterdam. Desde que lo hizo Felix Auger-Aliassime el año pasado en Amberes y Basilea, nadie capturaba dos trofeos en semanas consecutivas. Solo Djokovic ha ganado dos este año (Adelaida y Open de Australia).

La diferencia física se hizo patente en la final. El partido más corto de Murray había durado dos horas y cuatro minutos; el más largo de Medvedev, una y 59. En los dos sets, el ganador hizo break de salida. En el primero, dobló la ventaja, y aunque el escocés acorto distancias, no pudo evitar quedarse por detrás en el marcador.

Facilidad

En el segundo, el Oso perdió otra vez su saque, pero resolvió la situación más tarde. La verdad es que ganó con mucha facilidad (y algún detalle feo, como tirarle una bola al cuerpo a su rival, aunque se disculpó sinceramente) en un duelo más bien plano y gris, con la pista central del Khalifa International Tennis and Squash Complex llena y los rascacielos iluminados como espectadores de excepción, en la rica y megalómana capital de Qatar.