Djokovic y el miedo a Nadal en París: “Es la montaña más alta”
El serbio repasa sus últimos meses en una entrevista para RTS. Desde los Juegos, en los que temía al español, al US Open, con “mucha presión”.
En los Juegos de París, la Philippe Chatrier acogió el 60º duelo directo entre Novak Djokovic y Rafa Nadal. Un choque histórico y de momentos. El serbio, que se llevó el oro olímpico, llegaba en un tramo aún floreciente de su carrera, pese a la ausencia de alegrías hasta su ansiada medalla; el español, tras renunciar a la gira de hierba, en medio de una lucha contra su propio cuerpo que aún sigue. Pese a ello, Nole, que terminó venciendo por 6-1 y 6-4, temió, y mucho, al ganador de 14 Roland Garros. “Cada vez que pisas esa pista contra él, es el favorito. Incluso en los Juegos Olímpicos. Tuvo problemas de lesiones, yo estaba en mejor forma, pero aun así, sabes que es la montaña más alta que hay que escalar. Él es el más grande, quizás la única razón por la que no tengo más títulos de Roland Garros. Cada victoria contra él allí vale el doble”, explica Djokovic en una entrevista para RTS.
Nole, en sus palabras para el citado medio serbio, tiene muy presente a Nadal, con la derrota en las semifinales de Pekín 2008 muy clavadas en la memoria, y los Juegos. Después de colgarse el oro en París, Djokovic aseguró que había sido “el mayor logro” de su carrera. Ahora, otra vez al servicio de Serbia, en la Copa Davis, lo reitera. “Los Juegos sólo se celebran cada cuatro años. Llegué a estos sin haber ganado ningún título anteriormente esta temporada, me operaron de la rodilla, tengo 37 años, vencí a un rival que me acababa de ganar en Wimbledon (Carlos Alcaraz)… Todo esto lo hace tan especial. Es el mayor conjunto de emociones de mi carrera, es difícil describirlo con palabras”, explica el balcánico, que, en total, había perdido tres semifinales en los Juegos y un duelo por el tercer puesto, contra Pablo Carreño en Tokio.
El sueño olímpico de Djokovic, pese a terminar llegando, no transitó por un camino sencillo. Se complicó en los octavos de final de Roland Garros, contra Francisco Cerúndolo. El serbio venció al argentino, pero, al día siguiente, anunció su baja en el Grand Slam por un desgarro en el menisco medial de su rodilla derecha. Su participación en Wimbledon parecía imposible. Muchas voces, incluso, ponían en duda que pudiera llegar a los Juegos. Pese a ello, Nole jugó la final en el All England Club, ese partido en el que cayó contra Alcaraz, y rellenó el tanque de ilusión para ir a por su “principal objetivo” del año. “Estaba muy preocupado después de la lesión de rodilla en Roland Garros, pero, cuando logré jugar la final en Wimbledon, me sentí aliviado porque sabía que estaría listo para los Juegos Olímpicos”, revela.
El inesperado tropiezo en el US Open
Después de París, Djokovic volvió a su anterior vida, a esa temporada en la que no había conseguido ningún título ATP. En el US Open, su último torneo hasta el momento, tampoco pudo modificar el rumbo. El serbio, después de volver a sembrar dudas por su estado físico, no pudo pasar de tercera ronda, en la que le eliminó el australiano Alexei Popyrin, al alza tras ganar en Montreal. En Estados Unidos, sin embargo, más allá del rival, Nole nunca estuvo cómodo. “En Nueva York, sentí que no era yo quien estaba en la pista. Sentí más presión antes de cada partido que antes de final de los Juegos. El tenis es un deporte individual: si no tienes una solución en un día determinado, se acabó, pierdes. A lo largo de los años, eso me mantuvo disciplinado”, revela Djokovic, que pretendía superar a Steffi Graf como tenista con más Grand Slams (están igualados a 24). Lo seguirá buscando.
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